Claves nº 168 - abril 2008
La relación del hombre con el medio ambiente
presenta constantes desafíos. El trato habido
a lo largo de los siglos llegó hoy a niveles críticos a causa de la imprevisión
y sobreexplotación de los recursos naturales. Por eso, situaciones políticas impensadas
o imprevistas obligan a las naciones a regularlas jurídicamente para que el
desmadre no afecte la paz y seguridad internacionales. En esta nota se abordarán
dos cuestiones que, mal encaradas, darán dolores de cabeza en el corto plazo.
Luego de casi una década de
negociaciones, una conferencia multilateral promovida por la ONU, reunida en
Montego Bay, Jamaica 1982, adoptó el texto de la Convención sobre Derecho
Internacional del Mar (CONVEMAR). Fue un gran esfuerzo que permitió a los
países del mundo contar con reglas de juego claras para delimitar espacios
marítimos a partir de la línea de baja mar. Las cuestiones que se tratarán en
esta nota tienen respuesta jurídica en ese corpus.
En su momento, el Secretario General Kurt Waldheim fue bastante gráfico al
señalar: “No debemos remplazar las viejas
disputas en la tierra por nuevas disputas en el mar”.