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24 de marzo de 2017

Un año sin Claves, es decir sin Pedro González: demasiada ausencia

Revista Claves, número especial, marzo de 2017

Inevitables referencias personales en esta nota para el número especial de Claves, sin Pedro González entre nosotros. Sirva pues de sentido homenaje y agradecimiento al inolvidable fundador-editor-director (corrector-cobrador-telefonista) de la Revista.

24 de noviembre de 2015

Colombia: ¿ha estallado la paz?



Revista Claves nº 245 – noviembre 2015
 
Cuatro cuestiones implacables condicionan la unidad y proyección de América Latina en un mundo multipolar. Cada una posee su etiología y significación, todas con pronóstico reservado: la cuestión de soberanía argentina sobre las islas del Atlántico Sur, la salida al mar de Bolivia, la trabajosa reinserción de Cuba y el proceso de paz en Colombia concretado con un acuerdo histórico trabajosamente elaborado. A esto último referirá esta nota. 

24 de octubre de 2015

Algo más sobre el Estado Islámico



Revista Claves nº 244 – octubre 2015

En agosto de 2014 publicamos un comentario sobre “El retorno del Califato” (nº 232), refiriendo al “aún enigmático Estado Islámico en Irak y el Levante” (EIIL, ISIS en su sigla inglesa,  ʕ  en árabe –iniciales de su nombre oficial ad-Dawlah al-Islāmiyah fī 'l-ʿIrāq wa-sh-Shām). Ante el desconcierto, vacilaciones y desatinos de los principales actores internacionales, recién ahora sus cancillerías indagan qué es exactamente el EIIL. Mientras, muchísima gente inocente muere o huye, que es la forma de morir a plazo. 

24 de septiembre de 2015

La Santa Sede y los desafíos del siglo XXI



Revista Claves nº 243 – septiembre 2015

Así se denomina el Curso de Posgrado incluido en la programación anual del Instituto de Derecho Internacional de la UCaSal. Las disertaciones se llevarán a cabo desde el 18 de septiembre al 17 de octubre, los viernes por la tarde y sábados a la mañana, en la sede del Profesorado de Ciencias Sagradas “Monseñor Roberto J. Tavella”, calle 20 de Febrero 770 de la ciudad de Salta, institución coorganizadora.

24 de junio de 2015

Consignas de campaña: la utopía Bermejo


Revista Claves, Junio de 2015


Transcurridas las provinciales del 17 de mayo con los resultados conocidos, quedan para el recuerdo –o el olvido- discursos políticos con propuestas que, en verdad, no han diferido demasiado entre sí. Una retórica generalista transitó por problemas del diario vivir, que requieren rápida atención y solución, pero no impiden propuestas de mediano y largo plazos. Tal visión todavía no existe en nuestra cultura política.


24 de abril de 2015

Energía y geopolítica


Revista Claves nº 238 – abril 2015   



Todos los países del mundo, en especial los de mayor vocación protagónica, están hoy decididos a procurar una utópica independencia energética. Esta columna, atenta a los reacomodamientos geopolíticos de nuestra época, acerca ahora al lector algunos movimientos de piezas que ocurren al respecto en el gran tablero mundial.


24 de marzo de 2015

La “cualidad marítima” de Bolivia en contexto: algo está pasando

Revista Claves nº 237 – marzo de 2015
 
“La demanda boliviana por soberanía es un hecho que ningún gobernante ni partido político chileno pueden rehuir, si se pretende alcanzar un acuerdo definitivo. En los sentimientos del pueblo boliviano, el simbolismo de la cualidad marítima trasciende las racionalidades política y económica” (Sergio Bitar, Un futuro común: Chile, Bolivia y Perú. El norte de Chile en el siglo XXI, pág. 183. Ed. Aguilar, 2011).

Contexto
La única guerra generalizada ocurrida en Suramérica fue por la independencia y concluyó en la Pampa de Ayacucho, en diciembre de 1824. A partir de esa fecha los nuevos Estados apuraron tratados políticos apuntando por un lado al mutuo reconocimiento como tales y, por otro, delimitar las respectivas jurisdicciones nacionales. Con tal objetivo se invocó el principio uti possidetis iuris de 1810, una excusa jurídica extraída del Digesto romano aplicable a los actos posesorios. La fórmula permitía invocar las delimitaciones trazadas por reales cédulas (la de 1782, para el Virreinato del Río de la Plata), acreditando así la condición de sucesores de la corona española. Cada cual con su hijuela, nuestros países fueron acomodando sus lindes internacionales y en varios casos la indefinición tensionó fronteras, pero nunca a nivel de desmadre.

24 de diciembre de 2014

Kaplan y Piketty: repensar, diseñar

Revista Claves nº 235 – diciembre 2014

A modo de recensión:

Mientras se agota el sexenio de los Bicentenarios y se hace evidente que la famosa década no fue ganada ni perdida antes bien desperdiciada, nuestra dirigencia -toda dirigencia, no solo la política- continúa con la brújula desmagnetizada. Así las cosas, los países que ignoren el largo plazo carecerán de protagonismo mundial.

Cada tanto aparecen autores ofreciendo perspectivas novedosas o inquietantes, relecturas de una Historia todavía con final abierto. Esos intelectuales -formados en los principales centros académicos o económico-financieros de potencias desarrolladas- producen obras de amplia difusión aunque a veces muchas no pasan de best sellers; la lista es larga. Varios de ellos fueron y son tenidos en cuenta por cancillerías, ministerios de defensa o de economía, más allá de la calidad de los pronósticos y propuestas. 

La concentración de la riqueza ínsita en el “capitalismo salvaje”, la revalorización de los espacios terrestres y marítimos, el acopio y protección de recursos naturales propios y ajenos, están suscitando cada vez mayor atención, pese a que nadie sabe a ciencia cierta si en definitiva el problema de la humanidad es el calentamiento global u otra inminente era de hielo, o si el mundo estallará por exceso poblacional. 

En esa línea, dos autores reconocidos en sus respectivos ámbitos de actuación han generado un ruidaje singular, con sendos libros que se destacan. Empezaremos por orden de aparición.

La venganza de la geografía.

Robert D. Kaplan (RK) publicó en 2012 La Venganza de la Geografía. Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones [1]. Nacido en Nueva York en 1952, profesor de Seguridad Nacional e integrante del Consejo Asesor del Departamento de Defensa norteamericano, es periodista y posee larga trayectoria como analista de las relaciones internacionales. Publicó libros que han sido el resultado de sus viajes por lugares conflictivos del mundo, en los cuales despliega vastos conocimientos históricos y geográficos.

La tesis de RK está insumida en el sugestivo subtítulo de su obra. Sostiene que los contextos geográficos y las realidades naturales siempre han definido naciones e imperios y, por tanto, motivo de conflictos recurrentes. Así ha sido hasta ahora  y lo será en adelante, más allá de los condicionantes que la globalización imponga a los actores estatales.

En los inicios mismos del libro, plantea la necesidad de “recuperar el sentido de la geografía” para lo cual primero cabe establecer cuándo y por qué se perdió, ya que la respuesta hará entender mejor el funcionamiento y las necesidades del mundo. 

En las tres partes en que se divide el libro (Visionarios, El mapa de principios del siglo XXI, El destino de Estados Unidos) RK realiza un puntilloso repaso de las tendencias ancestrales de las principales civilizaciones del mundo y cómo se fueron construyendo y modificando los límites estatales, agrandándose o achicándose según las alternativas políticas, y cuya última justificación era la legítima defensa o la guerra de conquista.

Para indicar que dichas tendencias no se han modificado sustancialmente hasta ahora, rememora a los grandes teóricos de la geopolítica (H. Mackinder, por caso) y de las relaciones internacionales (H. Morgenthau, quien definía la geopolítica como una pseudociencia), los redescubre y confronta con otros algo olvidados o menos conocidos. 

De esa ida y vuelta se infieren situaciones y posiciones estatales que responden a una constante histórica. De hecho, los países-continente adquieren singular relevancia, y así queda expresado en las referencias sobre Rusia “y el corazón continental independiente”, “la geografía del poder chino” y el “dilema geográfico de la India”. En cambio relativiza la importancia geoestratégica de Brasil, por estar fuera del control de rutas de navegación estratégicas debido a su aislamiento sudamericano.

También realiza eruditas consideraciones sobre ciertos comportamientos estatales posteriores al derrumbe de la Unión Soviética,  que se explican mejor por viejas tendencias históricas y necesidades geopolíticas. 

Así, analiza el reposicionamiento de la Mitteleuropa y la incidencia en ello del eje Bosnia-Bagdad, la vigencia del mapa euroasiático y la “teoría” del anillo continental con la sempiterna lucha del poder continental (sostenido por H. Mackinder) contra el poder marítimo (cuyo atractivo -pregonado por A.T. Mahan- reside en considerar que los océanos Índico y Pacífico determinarán el destino geopolítico mundial). 

Por último, replantea la importancia que tiene la geografía para el largo plazo de Estados Unidos, enfrentado a “[…] tres dilemas geopolíticos primordiales: “un caótico corazón continental euroasiático en Oriente Medio, una superpotencia china arrolladora y en alza, y un Estado mexicano con graves problemas”.  

El capital en el siglo XXI.

Thomas Piketty (TP)[2]  sacudió con su libro al mundo académico y sus pragmáticas vinculaciones; recién está llegando a Salta la versión española editada por el FCE. No obstante, numerosos avances y comentarios de distinto origen y autoría permiten aproximarnos el meollo de su opera magistra[3], que ha recibido por igual mandobles de la derecha y la izquierda, lo cual precisamente lo hace convocante. 

El joven economista francés analiza dos visiones clásicas: 1 - la apocalíptica de aquel C. Marx que describió el principio de acumulación, o sea –señala TP- “[…] la inevitable tendencia del capital a acumularse y a concentrarse en proporciones infinitas, sin límite natural […]”, y 2 - el cuento de hadas de S. Kuznets, autor en 1954 de la “curva” que lleva su nombre, la cual sostenía que “[…] la desigualdad del ingreso se ve destinada a disminuir en las fases avanzadas del desarrollo capitalista, sin importar las políticas seguidas o las características del país, y luego tiende a estabilizarse en un nivel aceptable”, en resumen la rentas del capital tienden a superar al crecimiento económico, que –por fin aprendimos- no es lo mismo que desarrollo.

A propósito, destacamos dos de cinco puntos esenciales con que J. Bradford Delong[4]  (ex secretario adjunto del Tesoro de EE.UU y profesor en Berkeley) resume la tesis de Piketty, los cuales advierten sobre la vastedad de las implicancias: “La relación entre la riqueza de una sociedad y la renta anual tiende a crecer (o decrecer) hasta un nivel igual a la tasa de ahorro neto dividida por la tasa de crecimiento”, y “Una sociedad donde los ricos poseen un alto grado de influencia económica, política y sociocultural es en muchos aspectos una sociedad indeseable”. Por eso TP se aleja del dogma del “derrame” sostenido por la ortodoxia económica liberal, convirtiéndose en consecuencia en blanco de críticas por ese lado. 

Igual lo zamarrea la ortodoxia marxista, acusándolo de buscar salidas a la desigualdad en las políticas fiscales “impuestas desde arriba” por un capitalismo con rostro humano, al decir de Russell Jacoby[5]. Al centrar sus análisis en las estadísticas relativas a los niveles de ingreso, TP olvidaría que solo el trabajo crea la riqueza y genera la “tensión no resuelta del capitalismo, en tanto necesita de la fuerza del trabajo pero a la vez tiende a prescindir de ella”. No se trata solo de fiscalidad progresiva, entonces.

Sin embargo, TP pronostica que en las próximas décadas empeorará drásticamente la distribución del ingreso en países que sostienen la democracia y el libre mercado, lo que anticipa agudas crisis sociales a causa de una baja tasa de crecimiento; tal vez por eso haya causó tanto impacto en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, más que en su propio país. Sin embargo, propone establecer un impuesto global y progresivo sobre el patrimonio  a nivel mundial, que levantó polvareda: “El mundo acabará yendo en esta dirección”, dijo en un reportaje[6]; “Se pueden ir dando pasos hacia él, peldaño a peldaño, en Europa por ejemplo, sin que tengamos que esperar obligatoriamente al advenimiento de un gobierno mundial en la suposición de que sin él no pueda avanzarse nada”. A la vez sostiene que la educación y la inversión en el conocimiento son mecanismos decisivos para la reducción de las desigualdades.

Comentarios a manera de cierre.

Hay una coincidencia entre ambos autores: ambos razonan, tienen en cuenta y están ubicados en la porción norte del planeta, que siempre ha controlado la política mundial. Por ende su visión es obviamente etnocéntrica y, por tal razón se hace imprescindible leerlos. La cuestión es, quiénes deberían hacerlo y en qué ámbitos, ya que lo pero que se puede hacer es ignorarlos.

Si los mapas condicionan el destino de las naciones, como anuncia Kaplan, lo menos que se debe hacer es estudiar a fondo los nuestros para evitar los determinismos que nos han encerrado en el fin del mundo.

En cuanto a Piketty, resulta difícil y quizás inconducente circunscribirlo al plano académico, pues él mismo asume que un buen economista además debe ser un antropólogo, historiador y sociólogo. Con todo, entre nosotros Juan Llach (en La Nación, 04/05/14) ha ponderado su análisis pero le critica -por sesgadas- sus proyecciones largas “[…] en las que fracasaron pensadores de la talla de Marx (no vio el nacimiento de las clases medias y de la socialdemocracia), Keynes (pronosticó estancamiento secular justo antes de la mayor era de crecimiento de la historia) o Myrdal (vio muy difícil que Asia creciera, justo antes de su gran salto)”. Para el economista argentino, el gran error de Piketty ha sido centrar su análisis en los países desarrollados, cuando el centro de la acción está más en los emergentes. Coincidimos, y sumamos a eso la preocupación de que, en este lado del mundo, todavía no hemos logrado implementar medidas eficaces para eliminar o al menos mitigar tanta exclusión social y prevenir conflictos futuros. ¿O es que el negocio está en mantener la pobreza?

Mucho más se podría decir sobre ambos libros, cuya perdurabilidad tampoco podemos pronosticar; aunque para el objeto de esta nota y dadas las limitaciones de su autor, lo expuesto parece suficiente.

Lo real es que todo está en debate, nada es completamente prístino ni desinteresado: el poder y su acumulación sigue siendo el motor de las relaciones internacionales y, hasta ahora, no hay derecho internacional que lo amortigüe. 




[1] Publicado por RBA Actualidad, Barcelona 2012. El libro va ya por su quinta edición en español.
[2] Nacido en Clichy en 1971, doctorado a los 22 años de edad, desde 2000 es director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales y enseña también en la Paris School of Economics.
[3] Le Monde Diplomatique, septiembre de 2014, reprodujo la Introducción del libro. A los efectos de esta nota también tenemos presente “Optimistas vs. sombríos: cómo será el capitalismo cuando llegue 2100”, Sebastián Campanario et al., publicado en La Nación 04/05/14.
[4] Ver “El problema de la derecha con Piketty”, El País, 11/05/14.
[5] Profesor de historia en la Universidad de California. Ver “Los olvidos de Thomas Piketty” en  Le Monde Diplomatique, septiembre de 2014.
[6] Realizada en Barcelona por Xavier Vidal-Folch, el 15/10/14, para el diario El País. Ver .

24 de octubre de 2014

La No independencia de Escocia: jaque doble del Sr. Salmond



Revista Claves nº 234 – octubre 2014

La campaña por el sí a la independencia ha envuelto sus argumentos en guiños hacia las socialdemocracias de los países nórdicos, y no hacia las gestas bélicas del patriarcado pretérito(Borja Bergareche)[1].

Según pudo apreciarse antes y después del 18 de septiembre pasado, el referéndum escocés ocasionó en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) -y en Europa toda- un suspenso mayúsculo. Conocido ya el resultado, ¿incidirá en procesos similares?; ¿son todos iguales? La saga independentista europea continúa con final abierto.

24 de septiembre de 2014

Entre la gesta y la cruda realidad



Revista Claves nº 233 – septiembre 2014

El gobierno nacional celebró con recargado entusiasmo el reciente pronunciamiento de la Asamblea General de Naciones Unidas (AG), referido a un posible marco regulatorio para reestructurar deudas soberanas. Bienvenido sea, pero pónganse las cosas en su lugar.

24 de agosto de 2014

El retorno del califato*

Revista Claves nº 232 –agosto 2014

El esfuerzo religioso-diplomático del Papa Francisco a fines de mayo pasado fue inmediatamente “desautorizado” con el aguzamiento de la crisis siria y la violencia recíproca (aunque desproporcionada) en Gaza. Como si fuera poco, el aún enigmático Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) proclamó un mes después la instauración de un califato en áreas bajo su control militar. ¿Es esto posible en el mundo actual?


24 de julio de 2014

A propósito de la cuestión palestina: La geopolítica del Vaticano



Revista Claves nº 231 – julio 2014

“Si queremos ojo por ojo, vamos a quedarnos todos ciegos”, Mahatma Gandhi.
“¿El Papa?; ¿cuántas divisiones tiene el Papa?”, José Stalin.

El jueves 12 de junio, tres jóvenes israelíes fueron secuestrados; una semana después hallaron sus cuerpos vilmente asesinados. La revancha de civiles y la represalia militar israelí, inevitables, desataron otro vendaval de consecuencias imprevisibles. ¿Estallará una tercera intifada? ¿De nada valieron los rezos? Palestina continua siendo el polvorín de siempre, centro nervioso de la problemática del Medio Oriente.

24 de junio de 2014

La terra trema y la punta del iceberg

Revista Claves nº 230 – Junio 2014
“Me siento europeo, pero con Europa sucede lo que San Agustín afirmaba sobre el tiempo: ‘Cuando no me pregunto qué es, sé lo que es. Cuando me lo pregunto, no tengo ni idea” (Claudio Magris).
No por remanida deja de ser eficaz la alegoría del iceberg: el resultado de las elecciones del 25 de mayo para el Parlamento Europeo (PEu) es apenas la punta. Los tres cuartos bajo la superficie convocan a profundizar los análisis, cuya certeza y objetividad permitirán vislumbrarlos aportes del más que nunca viejo continente, compatibles con la paz y seguridad internacionales en un contexto de cambio de época.

24 de abril de 2014

Traslado de la Capital Federal (segunda y última nota) Sí o no: la decisión requiere mucho análisis



Revista CLAVES nº 229 – abril 2014

Han pasado dos meses desde que el diputado Domínguez lanzó en Cafayate la propuesta de llevar la Capital Federal a Santiago del Estero. Como era previsible, la sucesión presidencial –planteada ya en términos de batalla campal- y sus derivaciones políticas, económicas y sociales erradicaron el tema de la agenda, confirmando lo del globo de ensayo. Una lástima. Tozudos, seguiremos insistiendo en la necesidad de un debate amplio y honesto sobre fondo y trasfondo de la cuestión. 

24 de marzo de 2014

Traslado de la Capital Federal (primera parte): ¿Bomba de humo, globo de ensayo?



Revista Claves nº 227 - marzo de 2014

¿Es conveniente, justo y necesario un traslado de la capital federal argentina? ¿Por qué?, ¿a dónde?, ¿cuándo? ¿Solucionará las todavía irreductibles diferencias económicas-socioculturales del país?; ¿el traslado resolverá la insoportable levedad e incompetencia del “ser” argentino, incapaz de asumir el largo plazo? ¿La propuesta de traslado sacudirá por fin las criollas neuronas y nos pondrá en la ardua tarea de recuperar el tiempo perdido? En verdad no queda mucho, si consideramos el plazo simbólico del 9 de julio de 2016. El tema da para largo, pero igual incito a sumarnos al debate desde esta columna… ¡y que salga el sol por Antequera!

24 de diciembre de 2013

Mandela: reconciliar para unir



Claves nº  225 - diciembre 2013
 
In memoriam Nelson Rolihlahla Mandela, julio 1918 – diciembre 2013

Mandela fue un líder imprescindible y tenía puntos de contacto –mutatis mutandi- con Mahatma Gandhi, Martin Luther King o Juan Pablo II. La capacidad para perdonar y reconciliarse con sus enemigos y la lucidez de haber gobernado un solo mandato (1994-1999), demuestra la talla del estadista. Hoy el mundo se hace una pregunta habitual cuando muere un grande: ¿están preparados los sudafricanos para sostener y aumentar su legado?

24 de noviembre de 2013

Y de pronto apareció el narcotráfico…



Claves nº  225 - noviembre 2013

“La Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio.  […] no es cierto que ‘nada se puede hacer’” (El drama de la droga y el narcotráfico, nº 6, Conferencia Episcopal Argentina, 08/11/ 2013).

La contundente frase del epígrafe fue una bofetada a más de un sector. ¿Tuvimos que llegar al actual extremo para “visibilizar” el gravísimo problema del narcotráfico, la drogadependencia y sus devastadoras secuelas? ¿Qué (nos) está pasando? ¿Estamos perdidos? Dos décadas perdidas confirman esta hipótesis de trabajo: tanta torpeza e inoperancia es indicio de complicidad.

24 de octubre de 2013

A propósito del Consejo Económico y Social: Consejo, participación, representación



Revista Claves nº 224 – octubre de 2013
 
Volvemos sobre el tema. El Director de Claves y el autor de esta nota hemos considerado la necesidad de introducir en esta columna temas que propicien el debate de ideas, sobre todo si se trata de pensar un proyecto de Provincia para el largo plazo.

Contados con los dedos de una mano…

En la nota anterior propuse al CEyS como una herramienta para la geoestrategia (Claves nº 223 – septiembre 2013). ¿Sobredimensioné su importancia ahora que toca el turno de su inminente puesta en marcha? Tal vez una respuesta se encuentre en la morosidad que tuvo la sanción de su ley de creación. Paso a aclarar.

24 de septiembre de 2013

El Consejo Económico y Social, herramienta para la geoestrategia



Revista Claves nº 223 - septiembre de 2013

"No hay vientos favorables para el marinero que no sabe qué rumbo poner" (Séneca)

El martes 3 de septiembre en la sede del COPAIPA, por su iniciativa y la del Círculo de Legisladores y FEPUSa, hubo un acto de apoyo a la sanción de la ley de creación del Consejo Económico y Social (CEyS)[1], órgano consultivo incorporado a la Constitución de Salta, en la reforma de julio de 1986. En la ocasión se homenajeó a las Cámaras de Comercio e Industria y de Comercio Exterior, al grupo GEICOS, Fundación Salta y a Pro Cultura, entidades de larga trayectoria en nuestro medio.

Plenitud de tiempos

No es momento para reproches sino de celebración… y cauto optimismo. Pero algún día sabremos en detalle por qué los principales actores políticos de la Provincia demoraron 27 años en aprobar esa ley. Una respuesta sincera –y quizás contrita- a este requerimiento servirá para garantizar la supervivencia y eficacia del nuevo ente público no estatal, cuya vigencia han reclamado sin pausa los sectores sociales intermedios en diversas oportunidades y de muchas maneras. [De lejos abruma una sospecha: en la política vernácula, pequeña y hostil, el uso y abuso de lo coyuntural continúa siendo pingüe negocio de filibusteros]. 

La sanción a mediados de agosto ocurre en un contexto inauditamente propicio: el Gobierno provincial cuenta desde 2009 con una Secretaría de Planificación Estratégica y la Fundación Salta -con apoyo oficial y de la Universidad Austral- aportó un Plan de Desarrollo Estratégico SALTA 2030, empeñosamente elaborado. Finalmente los planetas se alinearon y hoy es ahora o nunca.

25 de julio de 2013

¿Y un día emergió la clase media…?


Claves nº  221 - Julio 2013

Esta nota fue motivada por los recientes sacudones sociales en Turquía, Brasil y Egipto. Tienen en común que, de nuevo, “la gente” salió a protestar por causas concretas y con distinta intensidad. La clase media envalentonada en la calle, repetían los medios de comunicación y proclamaban especialistas. ¿Otro signo del cambio epocal? ¿Estamos ante una actora política, permanente y decisiva?, ¿desde cuándo, por qué? ¿Su misión es hacer  tronar el escarmiento?



Antes del crash financiero de 2008, los grandes centros bancarios -desde su obvio punto de vista- consideraban la importancia de las clases medias emergentes, vasto sector social que, aumentado su poder adquisitivo, aprendió a disfrutar de los viajes y se tentaba con bienes de consumo sofisticados y de alta gama. La referencia estaba en los cambios sociales ocurridos principalmente en Brasil, China e India, donde millones de personas se incorporaron a sus respectivos mercados internos en una generación. No en vano The Goldman Sachs Groups había puesto en práctica la propuesta de T.J. O’Neill - su analista estrella, inventor de la sigla BRIC[1]- de orientar las inversiones hacia esas economías.

La novedad no solo aconteció en tales países, sino también en varios de África, proyectando clases medias más jóvenes en comparación con las de otros continentes, las cuales llegarán al 35% - 40% de la población continental -circa 1.200 millones de personas- a fines de esta década, o más si la economía sigue creciendo a un ritmo promedio del 5% anual.

Aparte de Brasil, cuyas debilidades están a la vista[2], en Suramérica se dio igual suceso: en nuestro país, por caso, la clase media se duplicó entre 2003 y 2009, lo que implicó un incremento del 25%, llegando casi a 19 millones de personas; le siguen Uruguay con un aumento del 20%, Colombia 16% y Chile 12%[3]. Tampoco se trata de un proceso uniforme sino fluctuante[4]. Algunas proyecciones prevén que, hacia mediados del siglo, habrá un retroceso en cantidad y en proporción respecto del total mundial en los tres países de América del Norte y en Europa. Esos vaivenes están directamente relacionados a las variables económicas.

Se calcula que para 2050 habrán en el planeta más de 5.000 millones de personas con estatus de clase media, un 60% de la población mundial estimada para entonces. Esas multitudes necesitan y reclaman mejor institucionalidad y gobernanza, más seguridad, salud y educación. Por ende, si el Estado se desentiende, ellas reaccionan con cualquier pretexto, ya sea la suba de 20 centavos en el precio del transporte en Brasil, sea por la desafectación de una plaza pública en Turquía, o porque los egipcios no quieren el “modelo” de los Hermanos Musulmanes[5].

La clase media se hizo sentir…

… casi siempre y de distintos modos y vehemencia. La euforia analítica por la clase media se ha potenciado con las puebladas habidas en los últimos meses y años, en cualquier geografía. Con cierto apresuramiento para nuestro gusto, se la está colocando en sitial de nueva vanguardia revolucionaria (¿posindustrial-capitalista?) con liderazgo político global propio, que llegó para quedarse.

En verdad, desde el inicio de la modernidad (forjada en la fragua europea, no olvidar) y, sobre todo, a partir de la primera revolución industrial, la clase media fue la matriz de la burguesía y la movilidad social la razón de ser de todo aspirante a burgués, pequeño o no, un self made man en esencia: los Calogero Sedàra estuvieron siempre agazapados, esperando la oportunidad para sintetizar poder económico y político. Como sea y mirando a ese sector, se han propuesto reformas sociales, políticas y económicas, y en muchas ocasiones la presión popular derivó en cruentas revueltas. Nunca fue políticamente sensato agotarle la paciencia.

Salteando siglo y medio, veamos casos broncas populares con involucramiento de las clases medias desde la Guerra Fría en adelante: el Bogotazo de 1948, el alzamiento húngaro de octubre de 1956, la Primavera de Praga de 1968, la revuelta del Mayo Francés de 1968, el Cordobazo de mayo de 1969, la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en México DF en octubre de 1968, la otra masacre estudiantil en la Plaza de Tiananmen de Pekín en junio de 1989, la Caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989[6]. Esas experiencias tuvieron como denominadores comunes el hartazgo social por la falta de libertad y el ejercicio pleno de derechos según cada circunstancia nacional, y el activismo inicial de estudiantes y profesionales que fue contagiando al resto de la sociedad, aunque no en todos los casos sumó a la clase obrera. [La misma apreciación podemos señalar para la Primavera Árabe, a partir de los sucesos de Túnez (ver nota 4), o para los indignados de la Europa clase B, aún en erupción]. De hecho, las movilizaciones involucraron a sectores de trabajadores en especial los de mejores salarios, los cuales aspiran y procuran ascender a ese paraíso asequible.

Basta refrescar un poco las circunstancias de los acontecimientos mencionados para verificar que la mayoría no alcanzó sus objetivos de inmediato, pero a partir de ellos nada fue igual en los respectivos países. Hoy no es novedad que esa categoría ciudadana –sobre todo en países emergentes- sabe que las calles son un territorio apropiado para plantear cuestiones cualitativamente distintas de la mera protección del nivel de vida alcanzado: de los cacelorazos por “corralitos” varios, a exigir el remplazo de gobiernos incompetentes y corruptos. La vergonzante consigna que se vayan todos, aunque caigan justos y pecadores, encarna la desconfianza que inspiran los sistemas de representatividad política, dato de la realidad constatable diariamente en todo el mundo.

(Re)descubriendo la clase media

Una de las cuestiones que sigue planteando hoy la clase media es… definirla. Por lo general se refiere a una franja que comprende alrededor del 60% de una población determinada, dividiéndose el 40% restante, entre el sector más pobre y el sector más rico.

Antropólogos, sociólogos, economistas y politólogos la tienen como apetecible objeto de estudio. Tal vez la sumatoria de sus visiones procure una definición certera.  Los sociólogos, por caso, apuntan más a su posición y prestigio en el mercado laboral y los economistas atienden su nivel de ingresos (Atkinson-Brandolini, 2013:38). No obstante hay rasgos comunes definitorios: se trata de grupos urbanos y con marcada aspiración de ascenso social (vía educación superior). De ello se desprende un corolario, que es el temor de perder o reducir el nivel económico-social logrado. A las clases medias consolidadas les aterra la pérdida de empleo, que implica corte abrupto de ingresos y la consecuente pérdida de la capacidad de ahorro, por un lado; por otro la pérdida de activos, como les ocurrió a millares de endeudados con las cínicas hipotecas subprime. 

Hay distintos modos de identificar un clase media y sus tres bandas: la que está más arriba de la escala, la de más abajo y la media-media. En ese caleidoscopio podríamos considerar el arquetípico matrimonio con dos hijos, ambos con empleo fijo (uno de ellos, al menos, profesional universitario), con vivienda propia en barrio con todos los servicios; no necesariamente asume una filiación partidista, pero sí posición ideológica y opinión política, conservadora en algunos temas, progresista en otros; reconoce el valor de la educación para sus hijos, posee vehículo mediano y todos los años vacaciona en familia; practica la religión mayoritaria… o es laicicista. No está en la clase media impulsar cambios mediante la violencia, pero sí la acepta o recurre a ella cuando se ve acorralada y percibe que no hay salida inmediata de las crisis que la debilitan.

Hay modos y lugares de identificación, como la visión etnocéntrica norteamericana-europea, implícita en la agenda socialdemócrata fácilmente exportada y que aporta condimentos para reflexionar. J.K. Galbraith lo resume en esta frase: “La clase media fue la respuesta dada por los Estados Unidos del siglo XX a la Europa decimonónica; dicho con mayor precisión, la respuesta dada por F.D. Roosevelt y L.B. Johnson a David Ricardo y Carlos Marx”[7], refiriendo a las propuestas del New Deal y de la Great Society y su impacto político en una gran cantidad de países.

Internet y clase media

¿Qué es lo destacable: la agenda de la clase media o los modos eficientes en que la expresa? Si algo define la era de la globalización es el asombroso adelanto tecnológico en materia de comunicaciones. Eso da un rasgo especial a las clases medias contemporáneas, que ya no sienten temor ni vergüenza por expresarse en las calles, pues aprendieron a convocar y movilizarse a través de la parafernalia que propone Internet (facebook, twitter, blogs, youtube, et alii).

Hay decenas de ejemplos, desde Greenpeace, que apunta a la clase media cuando convoca a salvar ballenas, yaguaretés u obstruir convenios nucleares, a grupos que discurren de modo menos visible, son políticamente más comprometidos y usualmente inician sus campañas on-line, pero a propósito carecen de líder que trace un derrotero[8]. O la “comunidad global” Avaaz (“voz”), que ha recolectado 125.000 firmas en 2011 para impedir la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, en plena selva amazónica ecuatoriana; y también contribuyó a evitar la lapidación de la iraní Sakineh M. Ashtiani[9]. Están también los foros mexicanos de Nuevo Laredo, los cuales han emprendido una guerra anónima contra el narcotráfico y su alianza corrupta con el poder político mediante chateos y blogs; algunos de sus participantes fueron detectados y decapitados por sicarios[10]. En materia de protección de derechos humanos hay cientos, con mayor o menor reconocimiento público (Amnesty International y Human Rigths Watch a la cabeza).

El grupo Civicus, creado en 1993, se define como una alianza internacional de organizaciones que agrupan activistas de todo el espectro de la sociedad civil de cualquier país para trabajar en el fortalecimiento de la acción ciudadana, en especial donde la democracia participativa y la libertad de asociación estén amenazadas. Igual Anonymous (2008?) aunque con impronta un tanto ácrata, que se desprende de su lema El conocimiento es libre/ Somos Anónimos/ Somos Legión/ No perdonamos/ No olvidamos/ ¡Esperadnos!, con el cual defienden la libertad de expresión y la independencia de Internet contra todo intento de apropiación autoral.

Sin embargo, hasta ahora resulta muy difícil que con esos nuevos modos de acción se logre la transformación estructural de la vida pública, tema motivo de una antigua tesis de Jürgen Habermas en 1962 lejos de los cambios tecnológicos. Posteriormente y ante la evidencia del impacto de la nueva tecnología, el filósofo mantuvo que la agenda común es condición necesaria para organizar una opinión pública que funcione[11]. Digamos de otro modo, si este es todavía un mundo de Estados, entonces las movilizaciones y revueltas estarán signadas por las necesidades y características propias de cada uno. Falta bastante para una conciencia cívica planetaria.

Para concluir, es evidente que a esta altura de los tiempos las reformas sociales, políticas y económicas son más factibles que la violencia revolucionaria para “cambiar el sistema” al uso de los ’60/’70. No cabe duda que la clase media tiene un protagonismo visible y que cuando sale a las plazas por algún motivo, influye en el manejo de los asuntos públicos. Pero de allí a que sea un protagonista global que imponga agenda, todavía falta un trecho. Por ahora tal vez sea preferible su espontaneidad.


[1] La tesis de O’Neill (Dreaming with BRICs: the path to 2050), expuesta en 2003, era un anticipo del mundo por venir según la óptica económico-financiera predominante. En 2011 Sudáfrica se sumó al grupo original integrado por Brasil, China, India y Rusia. Según nuestra apreciación, México y Corea del Sur e Indonesia, pueden ser los futuros socios de ese club.

[2] Ver “Brasil y sus fantasmas”, Claves nº 162 – agosto 2007.

[3] “En una década se duplicó la clase media argentina”, informe del Banco Mundial publicado en El Tribuno, 13/11/2012.

[4] A.B. Atkinson y A. Brandolini, “¿Desaparece la clase media en Occidente? Una advertencia”. Vanguardia dossier nº 47. Barcelona, abril-junio 2013.

[5] Para una aproximación a la cuestión ver “Con efecto dominó”, Claves nº 197 – marzo 2011.

[6] La lista puede ser interminable si se suman, por ejemplo, las crisis de Chechenia (1994 y 1996), Georgia (noviembre de 2003), Ucrania (noviembre de 2004), Kirguizistán (abril de 2005), Belarús (marzo de 2006), o la revuelta “verde” en Teherán de junio de 2009.

[7] James K. Galbraith, “El destino de la clase media”. Vanguardia dossier nº 47, pág. 7.

[8] El grupo Tamarod (Rebelión), conformado por una docena de cairotas menores de 30 años, estuvo al frente de quienes buscaban la caída del presidente Mohamed Morsi.

[9] Hadija Haruna, “Protestas en la red”, revista Humboldt nº 157, Bonn, 2012. Dossier dedicado a las protestas globales.

[10] Camilo Jiménez, “David contra Goliat. Los activistas mexicanos”, Humboldt nº 157.


[11] C. Neuberger y M. Wendelin, “La transformación estructural de la vida pública 2.0”, Humboldt nº 157.