24 de julio de 2012

La Silla del Águila: entre el ogro filantrópico y la democracia imperfecta


Revista Claves nº 217 – julio 2012
 
 
El Partido Revolucionario Institucional recuperó la Silla del Águila (par mexicano de nuestro Sillón de Rivadavia) y vuelve al Palacio de los Pinos. ¿Volvió para otras siete décadas? Acción Nacional aguantó “apenas” dos mandatos consecutivos desde que, en abril de 2000, Vicente Fox interrumpió los 70 años de la República Hereditaria del PRI. De todos modos, la del PAN era la crónica de una derrota anunciada, mayúscula, según reconocen puertas adentro.

“México, el país tradicionalmente aislado, se abre y busca un sitio en los nuevos sistemas de relación internacional que seguirán al rígido mundo bipolar de los pasados 50 años” (Los cinco soles de México, Carlos Fuentes in memoriam).

Desde hace un par meses encuestas y proyecciones nacionales y extranjeras vaticinaban que el partido gobernante no retendría la presidencia, que las tres principales fuerzas políticas del país estaban dentro de todo bastante parejas y que el candidato del PRI obtendría la victoria. En verdad, las acciones de gobierno de Felipe Calderón nunca terminaron de cuadrarles a los mejicanos, y ya se sabe que los pueblos juzgan más por lo que ven que por lo que entienden.

La politóloga Azul Aguiar[1], en comentario realizado poco antes de asumir Calderón, analizando la herencia que a su vez le dejaba Vicente Fox, consideró imprescindible mejorar la democracia mexicana con controles adecuados, apuntando en especial a una estricta ley de transparencia (con todo lo que ello implica), a garantizar mejor la pureza de los comicios y que los funcionarios públicos rindan cuenta de sus actos. Nada de eso logró FC. Sin desconocer la importancia de semejante problemática, que en definitiva hace a la gobernanza de cualquier país, los requerimientos del México de hoy son acuciantes pues está en jaque el propio Estado. Y encima ganó un candidato priísta, avivando el temor a que la voracidad hegemónica y populista del partido vencedor reinstaure el “Ogro filantrópico” que Octavio Paz describiera en 1979.