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31 de agosto de 2019

Incendios en la Amazonia: La amenaza de un “gobierno mundial”



Los focos de incendio en la Amazonia, cuya causa y extensión reales desconocemos, han generado intensos debates en los más diversos ámbitos, dejando mucha tela para cortar.

25 de octubre de 2018

Y la dama dejó un mensaje...



Mdme. Aude Maio-Coliche - embajadora de la Unión Europea en la Argentina desde junio de 2017- vino a participar en el IV Encuentro Mundial del Gran Chaco Americano (en rigor, Sudamericano), una de las regiones más descuidadas de esta porción del subcontinente.

6 de diciembre de 2016

Cuba post Castro


Post Fidel y post Raúl, desde luego. Fidel dejó formalmente todos sus cargos -presidente del Consejo de Estado, primer secretario del Partido Comunista Cubano (PCC) y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias- a fines de julio de 2006, debido a una hemorragia gastrointestinal masiva, ocurrida a poco del regreso de su cuarta visita a la Argentina y último viaje suyo al extranjero. Influyó por sola presencia hasta su muerte, pero nunca más gobernó. 


8 de noviembre de 2016

Segundo martes de noviembre 2016*


En las elecciones del 8 de noviembre el Partido Demócrata (PD) podría encumbrar a la primera mujer en la presidencia de Estados Unidos; o bien podría ganar un outsider bocón, repudiado hasta por referentes de su propio Partido Republicano (PR). Hace años no se vivía una campaña tan agresiva y con tantos golpes bajos.


2 de enero de 2015

Cuba: la pelota en su campo


La nueva relación con Estados Unidos y el mundo abre grandes desafíos a los cubanos y a su Gobierno, que los obligan a enterrar las viejas estrategias y crear nuevas.

El anuncio simultáneo -al más alto nivel- del 17 de diciembre acerca de la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, rotas en enero de 1961, es un hecho auspicioso, inscripto en un contexto de cambio epocal con orientación multipolar aún vacilante. Aunque viéndolo en perspectiva, es otra comprobación de que el mundo, como dijo alguien, es un cementerio de estrategias.

24 de diciembre de 2014

Kaplan y Piketty: repensar, diseñar

Revista Claves nº 235 – diciembre 2014

A modo de recensión:

Mientras se agota el sexenio de los Bicentenarios y se hace evidente que la famosa década no fue ganada ni perdida antes bien desperdiciada, nuestra dirigencia -toda dirigencia, no solo la política- continúa con la brújula desmagnetizada. Así las cosas, los países que ignoren el largo plazo carecerán de protagonismo mundial.

Cada tanto aparecen autores ofreciendo perspectivas novedosas o inquietantes, relecturas de una Historia todavía con final abierto. Esos intelectuales -formados en los principales centros académicos o económico-financieros de potencias desarrolladas- producen obras de amplia difusión aunque a veces muchas no pasan de best sellers; la lista es larga. Varios de ellos fueron y son tenidos en cuenta por cancillerías, ministerios de defensa o de economía, más allá de la calidad de los pronósticos y propuestas. 

La concentración de la riqueza ínsita en el “capitalismo salvaje”, la revalorización de los espacios terrestres y marítimos, el acopio y protección de recursos naturales propios y ajenos, están suscitando cada vez mayor atención, pese a que nadie sabe a ciencia cierta si en definitiva el problema de la humanidad es el calentamiento global u otra inminente era de hielo, o si el mundo estallará por exceso poblacional. 

En esa línea, dos autores reconocidos en sus respectivos ámbitos de actuación han generado un ruidaje singular, con sendos libros que se destacan. Empezaremos por orden de aparición.

La venganza de la geografía.

Robert D. Kaplan (RK) publicó en 2012 La Venganza de la Geografía. Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones [1]. Nacido en Nueva York en 1952, profesor de Seguridad Nacional e integrante del Consejo Asesor del Departamento de Defensa norteamericano, es periodista y posee larga trayectoria como analista de las relaciones internacionales. Publicó libros que han sido el resultado de sus viajes por lugares conflictivos del mundo, en los cuales despliega vastos conocimientos históricos y geográficos.

La tesis de RK está insumida en el sugestivo subtítulo de su obra. Sostiene que los contextos geográficos y las realidades naturales siempre han definido naciones e imperios y, por tanto, motivo de conflictos recurrentes. Así ha sido hasta ahora  y lo será en adelante, más allá de los condicionantes que la globalización imponga a los actores estatales.

En los inicios mismos del libro, plantea la necesidad de “recuperar el sentido de la geografía” para lo cual primero cabe establecer cuándo y por qué se perdió, ya que la respuesta hará entender mejor el funcionamiento y las necesidades del mundo. 

En las tres partes en que se divide el libro (Visionarios, El mapa de principios del siglo XXI, El destino de Estados Unidos) RK realiza un puntilloso repaso de las tendencias ancestrales de las principales civilizaciones del mundo y cómo se fueron construyendo y modificando los límites estatales, agrandándose o achicándose según las alternativas políticas, y cuya última justificación era la legítima defensa o la guerra de conquista.

Para indicar que dichas tendencias no se han modificado sustancialmente hasta ahora, rememora a los grandes teóricos de la geopolítica (H. Mackinder, por caso) y de las relaciones internacionales (H. Morgenthau, quien definía la geopolítica como una pseudociencia), los redescubre y confronta con otros algo olvidados o menos conocidos. 

De esa ida y vuelta se infieren situaciones y posiciones estatales que responden a una constante histórica. De hecho, los países-continente adquieren singular relevancia, y así queda expresado en las referencias sobre Rusia “y el corazón continental independiente”, “la geografía del poder chino” y el “dilema geográfico de la India”. En cambio relativiza la importancia geoestratégica de Brasil, por estar fuera del control de rutas de navegación estratégicas debido a su aislamiento sudamericano.

También realiza eruditas consideraciones sobre ciertos comportamientos estatales posteriores al derrumbe de la Unión Soviética,  que se explican mejor por viejas tendencias históricas y necesidades geopolíticas. 

Así, analiza el reposicionamiento de la Mitteleuropa y la incidencia en ello del eje Bosnia-Bagdad, la vigencia del mapa euroasiático y la “teoría” del anillo continental con la sempiterna lucha del poder continental (sostenido por H. Mackinder) contra el poder marítimo (cuyo atractivo -pregonado por A.T. Mahan- reside en considerar que los océanos Índico y Pacífico determinarán el destino geopolítico mundial). 

Por último, replantea la importancia que tiene la geografía para el largo plazo de Estados Unidos, enfrentado a “[…] tres dilemas geopolíticos primordiales: “un caótico corazón continental euroasiático en Oriente Medio, una superpotencia china arrolladora y en alza, y un Estado mexicano con graves problemas”.  

El capital en el siglo XXI.

Thomas Piketty (TP)[2]  sacudió con su libro al mundo académico y sus pragmáticas vinculaciones; recién está llegando a Salta la versión española editada por el FCE. No obstante, numerosos avances y comentarios de distinto origen y autoría permiten aproximarnos el meollo de su opera magistra[3], que ha recibido por igual mandobles de la derecha y la izquierda, lo cual precisamente lo hace convocante. 

El joven economista francés analiza dos visiones clásicas: 1 - la apocalíptica de aquel C. Marx que describió el principio de acumulación, o sea –señala TP- “[…] la inevitable tendencia del capital a acumularse y a concentrarse en proporciones infinitas, sin límite natural […]”, y 2 - el cuento de hadas de S. Kuznets, autor en 1954 de la “curva” que lleva su nombre, la cual sostenía que “[…] la desigualdad del ingreso se ve destinada a disminuir en las fases avanzadas del desarrollo capitalista, sin importar las políticas seguidas o las características del país, y luego tiende a estabilizarse en un nivel aceptable”, en resumen la rentas del capital tienden a superar al crecimiento económico, que –por fin aprendimos- no es lo mismo que desarrollo.

A propósito, destacamos dos de cinco puntos esenciales con que J. Bradford Delong[4]  (ex secretario adjunto del Tesoro de EE.UU y profesor en Berkeley) resume la tesis de Piketty, los cuales advierten sobre la vastedad de las implicancias: “La relación entre la riqueza de una sociedad y la renta anual tiende a crecer (o decrecer) hasta un nivel igual a la tasa de ahorro neto dividida por la tasa de crecimiento”, y “Una sociedad donde los ricos poseen un alto grado de influencia económica, política y sociocultural es en muchos aspectos una sociedad indeseable”. Por eso TP se aleja del dogma del “derrame” sostenido por la ortodoxia económica liberal, convirtiéndose en consecuencia en blanco de críticas por ese lado. 

Igual lo zamarrea la ortodoxia marxista, acusándolo de buscar salidas a la desigualdad en las políticas fiscales “impuestas desde arriba” por un capitalismo con rostro humano, al decir de Russell Jacoby[5]. Al centrar sus análisis en las estadísticas relativas a los niveles de ingreso, TP olvidaría que solo el trabajo crea la riqueza y genera la “tensión no resuelta del capitalismo, en tanto necesita de la fuerza del trabajo pero a la vez tiende a prescindir de ella”. No se trata solo de fiscalidad progresiva, entonces.

Sin embargo, TP pronostica que en las próximas décadas empeorará drásticamente la distribución del ingreso en países que sostienen la democracia y el libre mercado, lo que anticipa agudas crisis sociales a causa de una baja tasa de crecimiento; tal vez por eso haya causó tanto impacto en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, más que en su propio país. Sin embargo, propone establecer un impuesto global y progresivo sobre el patrimonio  a nivel mundial, que levantó polvareda: “El mundo acabará yendo en esta dirección”, dijo en un reportaje[6]; “Se pueden ir dando pasos hacia él, peldaño a peldaño, en Europa por ejemplo, sin que tengamos que esperar obligatoriamente al advenimiento de un gobierno mundial en la suposición de que sin él no pueda avanzarse nada”. A la vez sostiene que la educación y la inversión en el conocimiento son mecanismos decisivos para la reducción de las desigualdades.

Comentarios a manera de cierre.

Hay una coincidencia entre ambos autores: ambos razonan, tienen en cuenta y están ubicados en la porción norte del planeta, que siempre ha controlado la política mundial. Por ende su visión es obviamente etnocéntrica y, por tal razón se hace imprescindible leerlos. La cuestión es, quiénes deberían hacerlo y en qué ámbitos, ya que lo pero que se puede hacer es ignorarlos.

Si los mapas condicionan el destino de las naciones, como anuncia Kaplan, lo menos que se debe hacer es estudiar a fondo los nuestros para evitar los determinismos que nos han encerrado en el fin del mundo.

En cuanto a Piketty, resulta difícil y quizás inconducente circunscribirlo al plano académico, pues él mismo asume que un buen economista además debe ser un antropólogo, historiador y sociólogo. Con todo, entre nosotros Juan Llach (en La Nación, 04/05/14) ha ponderado su análisis pero le critica -por sesgadas- sus proyecciones largas “[…] en las que fracasaron pensadores de la talla de Marx (no vio el nacimiento de las clases medias y de la socialdemocracia), Keynes (pronosticó estancamiento secular justo antes de la mayor era de crecimiento de la historia) o Myrdal (vio muy difícil que Asia creciera, justo antes de su gran salto)”. Para el economista argentino, el gran error de Piketty ha sido centrar su análisis en los países desarrollados, cuando el centro de la acción está más en los emergentes. Coincidimos, y sumamos a eso la preocupación de que, en este lado del mundo, todavía no hemos logrado implementar medidas eficaces para eliminar o al menos mitigar tanta exclusión social y prevenir conflictos futuros. ¿O es que el negocio está en mantener la pobreza?

Mucho más se podría decir sobre ambos libros, cuya perdurabilidad tampoco podemos pronosticar; aunque para el objeto de esta nota y dadas las limitaciones de su autor, lo expuesto parece suficiente.

Lo real es que todo está en debate, nada es completamente prístino ni desinteresado: el poder y su acumulación sigue siendo el motor de las relaciones internacionales y, hasta ahora, no hay derecho internacional que lo amortigüe. 




[1] Publicado por RBA Actualidad, Barcelona 2012. El libro va ya por su quinta edición en español.
[2] Nacido en Clichy en 1971, doctorado a los 22 años de edad, desde 2000 es director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales y enseña también en la Paris School of Economics.
[3] Le Monde Diplomatique, septiembre de 2014, reprodujo la Introducción del libro. A los efectos de esta nota también tenemos presente “Optimistas vs. sombríos: cómo será el capitalismo cuando llegue 2100”, Sebastián Campanario et al., publicado en La Nación 04/05/14.
[4] Ver “El problema de la derecha con Piketty”, El País, 11/05/14.
[5] Profesor de historia en la Universidad de California. Ver “Los olvidos de Thomas Piketty” en  Le Monde Diplomatique, septiembre de 2014.
[6] Realizada en Barcelona por Xavier Vidal-Folch, el 15/10/14, para el diario El País. Ver .

23 de octubre de 2014

El aborto también hace a la geopolítica



Diario El Tribuno, 23 de octubre 2014

Vox populi, vox Dei: pasado el vendaval del último fin de semana largo, El Tribuno del viernes 17 publicó una encuesta según la cual el 75,5% de las respuestas se expresó contra la legalización del aborto. Esta nota pretende sumar otra óptica, nunca considerada en el problemático debate. No obstante, si esta semana el Congreso Nacional aprueba el proyecto de la diputada Conti y concede jerarquía constitucional a la “Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la Mujer” (Belén do Pará, junio de 1994), el debate acá propuesto prácticamente carecerá de sentido.

10 de septiembre de 2014

Un alegato que nos honra como Nación

Nota publicada en El Tribuno de Salta el día 10-09-2014.
El 9 de septiembre de 1964, bajo la presidencia del Dr. Arturo Illia, el Embajador José María Ruda pronunció un formidable alegato ante el Comité de Descolonización de la ONU, que dejó sentados nuestros derechos soberanos permanentes sobre las Islas Malvinas.

24 de agosto de 2014

El retorno del califato*

Revista Claves nº 232 –agosto 2014

El esfuerzo religioso-diplomático del Papa Francisco a fines de mayo pasado fue inmediatamente “desautorizado” con el aguzamiento de la crisis siria y la violencia recíproca (aunque desproporcionada) en Gaza. Como si fuera poco, el aún enigmático Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) proclamó un mes después la instauración de un califato en áreas bajo su control militar. ¿Es esto posible en el mundo actual?


24 de julio de 2014

A propósito de la cuestión palestina: La geopolítica del Vaticano



Revista Claves nº 231 – julio 2014

“Si queremos ojo por ojo, vamos a quedarnos todos ciegos”, Mahatma Gandhi.
“¿El Papa?; ¿cuántas divisiones tiene el Papa?”, José Stalin.

El jueves 12 de junio, tres jóvenes israelíes fueron secuestrados; una semana después hallaron sus cuerpos vilmente asesinados. La revancha de civiles y la represalia militar israelí, inevitables, desataron otro vendaval de consecuencias imprevisibles. ¿Estallará una tercera intifada? ¿De nada valieron los rezos? Palestina continua siendo el polvorín de siempre, centro nervioso de la problemática del Medio Oriente.

24 de junio de 2014

La terra trema y la punta del iceberg

Revista Claves nº 230 – Junio 2014
“Me siento europeo, pero con Europa sucede lo que San Agustín afirmaba sobre el tiempo: ‘Cuando no me pregunto qué es, sé lo que es. Cuando me lo pregunto, no tengo ni idea” (Claudio Magris).
No por remanida deja de ser eficaz la alegoría del iceberg: el resultado de las elecciones del 25 de mayo para el Parlamento Europeo (PEu) es apenas la punta. Los tres cuartos bajo la superficie convocan a profundizar los análisis, cuya certeza y objetividad permitirán vislumbrarlos aportes del más que nunca viejo continente, compatibles con la paz y seguridad internacionales en un contexto de cambio de época.

24 de abril de 2014

Traslado de la Capital Federal (segunda y última nota) Sí o no: la decisión requiere mucho análisis



Revista CLAVES nº 229 – abril 2014

Han pasado dos meses desde que el diputado Domínguez lanzó en Cafayate la propuesta de llevar la Capital Federal a Santiago del Estero. Como era previsible, la sucesión presidencial –planteada ya en términos de batalla campal- y sus derivaciones políticas, económicas y sociales erradicaron el tema de la agenda, confirmando lo del globo de ensayo. Una lástima. Tozudos, seguiremos insistiendo en la necesidad de un debate amplio y honesto sobre fondo y trasfondo de la cuestión. 

17 de diciembre de 2012

Estado observador, Estado observado



Revista Claves nº 216 –diciembre 2012

Han pasado exactamente 65 años desde que la Asamblea General de Naciones Unidas decidió la partición de Palestina, habilitando la creación del Estado de Israel. Más de seis décadas después y otro 29 de noviembre, el mismo órgano aprobó -mediante la Resolución nº 67/19- el Estatuto de Palestina en las Naciones Unidas. ¿Real politik, puro voluntarismo? Los tiempos se aceleran pero la paz en la convulsionada región todavía parece una utopía.

Hacia el Estado miembro nº 194

La Resolución nº 181 “Futuro gobierno de Palestina” del 29 de noviembre de 1947 había dispuesto la conclusión del mandato de Gran Bretaña sobre Palestina[1], la creación de dos Estados independientes –“árabe y judío”- y un régimen internacional especial para la ciudad de Jerusalén, los cuales coexistirían dos meses después del retiro total de las tropas británicas, que mal las llevaba en la región. Así, a dos años de creada la ONU habilitó el surgimiento de un Estado, aunque de hecho fue la culminación de un largo y complejo proceso manejado sin medir las consecuencias futuras dentro de la lógica de un mundo eurocéntrico, definitivamente enterrado en las trincheras de la Segunda Guerra Mundial. 

Atrás quedaba una lista de antecedentes, prueba del manejo político convertido a la larga en un desaguisado: el pionero Manifiesto de Bilú (1882), la aparición en 1895 de “El Estado judío” de Teodoro Herzl, la Declaración de Basilea (agosto 1897), el Acuerdo entre el Emir Feisal y Chaim Weizmann (enero de 1919), el Acuerdo Secreto Sykes-Picot (mayo 1915), la Carta de H. Mc Mahon (octubre 1915), la Declaración de Balfour (noviembre 1917), la Declaración Anglo-francesa (noviembre 1918), el Memorándum del Congreso General Sirio a la Comisión King-Crane (julio 1919), la resolución del Congreso de Estados Unidos a favor de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina (septiembre 1922), la Declaración del gobierno británico en contra de la partición de Palestina (noviembre de 1938), la Declaración de la Agencia Judía para Palestina de 1939, inter alia

Todos esos documentos (algunos de los cuales fueron referidos en estas columnas[2]) revelan la complejidad de la situación, agravada por las posiciones irreductibles de los principales contendientes. Pero también demuestran el fracaso de la diplomacia por la incapacidad de las dirigencias sucedidas a lo largo de los años, no solo en las partes directamente involucradas sino también la de países que se fueron sumando a la lista de responsables del problema.  

24 de junio de 2012

La temperatura del Ártico: a propósito de las señales en el cielo


Revista Claves nº 210 – junio 2012

En el nº 208 de Claves esta columna se tituló “Señales en el cielo”, con el objeto de exponer sucesos y protagonistas del rediseño mundial. De entre tantos para observar y analizar en función de un nuevo orden internacional en marcha (aún con las prevenciones y limitaciones que ello implica), en el Mar Glacial Ártico se perciben roces. Los hechos están obligando a fijar posición a sus protagonistas principales -los países ribereños- y a otros actores de la comunidad internacional. Tire y afloje por espacios marítimos y recursos naturales: signo de estos tiempos.

Tormentas en el Ártico
En otra ocasión habíamos mencionado algo de la problemática  en el Ártico (“Tormentas en el mar”, Claves nº 168 – abril de 2008), un océano cuyas aguas bañan las costas de Canadá (Nunavut, Yukón y territorios del Noroeste), Estados Unidos (Alaska), Rusia, Finlandia, Suecia, Dinamarca (provincia autónoma de Groenlandia e Islas Feroe), Noruega e Islandia. Las de mayor extensión corresponden a la Federación Rusa, la más interesada en fijar sus pretensiones y por eso la que maneja los tiempos en esa región. Cuestión básica para los ocho: delimitar los espacios territoriales, marítimos y la plataforma que les corresponda para extraer recursos del mar y del subsuelo. Por cierto, a ninguno de esos países le ha pasado por la cabeza ofrecer al Mar Ártico entero como “patrimonio común de la humanidad”.

Sin embargo a la comunidad le debe importar, y mucho, cuanto allí suceda. Ártico y Antártida, dos regiones de enorme importancia estratégica, son zonas de tensión y a la vez laboratorios de las relaciones de poder princiseculares respecto de los modos en que han de encararse y resolver conflictos “globales”, por definición.

Lo que ocurra con ambos polos podría proyectarse a otros espacios sobre los cuales se avance “en interés de la humanidad”. Selvas, territorios vacíos, reservas de fauna, aguas, hidrocarburos, hoy bajo jurisdicciones nacionales, podrían llegar a ser susceptibles de algún tipo de control internacional aprovechando la incuria, desaprensión o incompetencia de los propios gobiernos.

24 de abril de 2012

Señales en el cielo: entre oportunidades y amenazas(*)

Revista CLAVES nº 208 Año XXI – Abril de 2012



No hace falta mucha perspicacia para percibir las señales en el cielo, basta prestar un poco de atención. ¿Nubes de tormenta o solo nubarrones?, ¿lluvia pasajera, granizo grueso, tornados, arreboles de esperanza? En verdad todo depende de quién observe y dónde esté parado, aunque oportunidades y amenazas vayan parejas.   

Hipótesis de trabajo (casi comprobada): las secuelas de la crisis mundial, que arrancó con las hipotecas fallidas, están lejos de superarse, pues habiendo nacido financiera devino económica y afecta por ende a la producción y al comercio mundiales. ¿El “modelo” capitalista tampoco da para más o se trata de otras ondas de N. Kondratiev? El cuasi derrumbe del welfare state afianzado en la porción “norte” del planeta, ¿es causa o efecto de los desbarajustes europeos? Esta pregunta puede resultar estrambótica para los habitantes de Mali,  Níger y Sudán, Afganistán o Yemen (más de 115 millones de personas a la deriva, sumando todos esos países hoy en situación desesperada), como igualmente ajena a los habitantes de los bolsones de pobreza, que proliferan en los países en vías de desarrollo y aún en aquel primer mundo, desbordado de indignados que escarban basura como la madrileña cuya foto dio vuelta al mundo a inicios de abril, o los que directamente optaron por el suicidio según ocurrió en Italia y Grecia para la misma época.

Tal hipótesis se enmarca en un escenario ya tratado en esta columna. En nuestra nota sobre el cambio epocal[1], referíamos cómo se está disputando un nuevo orden político y un esquema de seguridad mundiales, en los cuales la novedad está dada por el surgimiento de nuevos actores estatales y no estatales -amigables y no amigables- que se disputan las posiciones privilegiadas. También referimos en otra ocasión que las grandes potencias de hogaño, Estados Unidos en particular, nunca cederán protagonismo y -mucho menos- porciones de poder real por más golpes internos o externos que reciban. El presidente Obama fue por demás explícito en su histórico discurso en el Parlamento Británico, en mayo del año pasado[2].


30 de noviembre de 2011

Cambio de época, ¿cambio de paradigmas? Resultados inciertos


Revista CLAVES nº 205 – noviembre 2011

Cada vez más se considera en ámbitos especializados que la política mundial ha entrado ya en tiempos de acomodamientos inexorables. La necesidad de evitar una confrontación letal entre intereses nacionales o de bloques terminará por definir –tarde o temprano- un nuevo orden internacional y su correspondiente esquema de seguridad. Lo cual implica, desde luego, desplegar un desgastante juego de poder, en el cual cada estado preparará su estrategia geopolítica -para el largo plazo, por definición- movilizando recursos tangibles e intangibles en un contexto de constante interdependencia y crecientes escaseces. Por eso, la calidad de las dirigencias adquiere como nunca singular relevancia.

Hipótesis de trabajo
Así fue siempre y probablemente así seguirá, pues se trata de política y de seres humanos. En esta oportunidad, el cambio de rumbo implica reafirmar algunas reglas de juego todavía adecuadas para los tiempos que corren, descartar otras e imaginar nuevas, en función de una previsible multipolaridad de bloques antes que de países singulares. Estados-continentes (aquellos con gran extensión geográfica y población como Brasil, China, Estados Unidos, India, Indonesia, Rusia, la UE en conjunto -pese a su presente crisis existencial-), de estados con importante extensión territorial pero baja población proveedores de materias primas (Australia, Argelia, Argentina, Canadá, Congo, Sudáfrica), estados que bordean o han superado los 100 millones de habitantes (Egipto, Filipinas, México, Nigeria) y siempre -e ineludiblemente- Japón, inciden en el rediseño político. Juntos o revueltos regentean, convergen o divergen en organizaciones internacionales, bloques y “grupos” (BM, FMI, OCDE, OIEA, OMC, OEA, ONU, OTAN, OUA; ASEAN, Mercosur, NAFTA, UE; G 8, G 20, G 77, por citar los más conocidos), y juegan con distinto protagonismo, escala y suerte en esta partida de ajedrez global.

En verdad, hay claros signos que convocan a pensar en un tiempo de mutaciones: cambio de época y por ende de paradigmas; pero ¿cuáles? Sin entrar a debatir la precisión de la expresión, el cambio epocal presupone un giro de 180º en el comportamiento de los estados nacionales, cuya vigencia histórica fue puesta en tela de juicio pero continúan siendo sujetos y actores principales del derecho y la política internacionales. No puede haber comunidad internacional sin estados y si hubiese un gobierno supranacional universal, no estaríamos escribiendo esta nota. Tampoco puede negarse la incidencia en los asuntos mundiales de nuevos actores no estatales, no todos surgidos en buena ley, cuya presencia obliga a registrarlos a la hora de tomar decisiones políticas.

También urgen cambios en las conductas personales, ya que sin aquellos no hay demasiado margen para mutaciones positivas.   

24 de mayo de 2011

No es justicia la de mano propia


Claves Nº 199 – mayo 2011
 
(“Ojo por ojo nos vamos a quedar todos ciegos”, Mahatma Ghandi)

Osama bin Laden (ObL) llevó a su tumba submarina secretos que difícilmente se revelarán. El odio implacable hacia los Estados Unidos y sus aliados, ya está transferido a militantes y simpatizantes pertenezcan o no a la impenetrable red Al Qaeda. Más del 60% de la sociedad norteamericana celebró con júbilo su muerte; al contrario, para los sectores fundamentalistas será símbolo de la resistencia contra la unipolaridad y los desvalores occidentales, justo mismo cuando en varios países islámicos sus pueblos reclaman inmediatos cambios políticos e institucionales[1]. ¿Su fin podía haber sido distinto? Para él, según se aprecia, no quedaba sino la “solución final”.

24 de abril de 2011

Acerca del reconocimiento de Estados (y a propósito del caso Palestino)


Claves Nº 198 – abril de 2011
  
La decisión del gobierno nacional de reconocer al Estado Palestino en diciembre pasado, abrió interrogantes para la política exterior argentina, más allá de la justicia y oportunidad de la medida. En esta columna abordamos varias veces la confrontación palestino-israelí en sí misma y en el marco mayor del enfrentamiento de Israel con los países islámicos, a cuya relectura remitimos[1]. La presente nota apunta a las disquisiciones jurídicas respecto del reconocimiento de estados, en las cuales subyacen obvias cuestiones relacionadas a las políticas de poder.

24 de marzo de 2010

¿Qué pasará con Haití?


Claves nº 187 – marzo de 2010

La cruel persistencia de los sismos en nuestro cercano Chile hizo olvidar el ensañamiento de la naturaleza con Haití, en donde las consecuencias del terremoto del 12 de enero pasado, que dejó un tendal de 200 mil muertos e ingentes daños materiales aun considerando las diferencias de escala entre ambos países. No cabe duda que los chilenos se encargarán una vez más de la reconstrucción de Chile, pero de Haití, ¿quién se hará cargo? El caso haitiano parece terminal y plantea la ardua cuestión de los “estados fallidos”, sobre la que se teoriza en centros intelectuales del primer mundo.

24 de diciembre de 2009

Brasil en las grandes ligas


CLAVES nº 186 – diciembre 2009

Se ha instalado una suerte de “lulamanía” gracias al carisma y habilidad política del presidente Luiz Inácio da Silva. Consciente o inconscientemente, América del Sur asume como algo natural un liderazgo que se va proyectando al mundo entero. Hay varios Lula: aquel dirigente metalúrgico, formado como tornero en el Servicio Nacional de Industrias, el que desde Sâo Bernardo do Campo organizó huelgas que socavaron al régimen militar (en 1980 llegó a poner 270 mil obreros en la calle); hay otro Lula político de raza, líder y fundador del Partido dos Trabalhadores, un conglomerado de dirigentes sindicales, intelectuales de izquierda y católicos de la teología de la liberación; y un Lula presidente que encandila a dirigentes y funcionarios desde Obama para abajo. La parábola descripta por Da Silva en su largo peregrinar por los asuntos públicos de su país, indica que hay un proyecto nacional brasileño bien resguardado quien sea que gobierne. El mensaje es para todo el mundo: nadie va a frenar a Brasil de cumplir con su papel histórico. No seremos sumisos para atender a los otros y no tomar en cuenta los intereses de Brasil, proclamaba en julio de 2007 cuando en el Centro Tecnológico de la Marina apoyó la construcción de un submarino nuclear. En esa misma ocasión criticó “a los políticos de ‘corto alcance’, incapaces de pensar a veinte años vistas, preocupados sólo por el momento que tienen ante las narices y que les proporciona votos”.