25 de octubre de 2018

Y la dama dejó un mensaje...



Mdme. Aude Maio-Coliche - embajadora de la Unión Europea en la Argentina desde junio de 2017- vino a participar en el IV Encuentro Mundial del Gran Chaco Americano (en rigor, Sudamericano), una de las regiones más descuidadas de esta porción del subcontinente.

Su visita quedó registrada en el reportaje que El Tribuno publicó en la edición del jueves 18, del cual rescatamos algunas perlitas: "...la UE considera que regiones como el Gran Chaco son esenciales para nuestro propio desarrollo"; "La región ... tiene reservas en aguas, es un pulmón con mucho oxígeno, tiene una biodiversidad enorme y también culturas diversas. En ese sentido es un bien público de la humanidad"; "...el objetivo de nuestro financiamiento (es) reforzar la gobernabilidad y la participación de todos en ese proceso decisional".

La vieja y cruel Europa sigue asumiendo el deber moral civilizador de los espacios en que se proyectan sus intereses. Y eso puede ocurrir tanto con la región chaqueña como con el Atlántico Sur o en cualquier rincón del planeta.

El sutil lenguaje de la diplomacia requiere interpretar esas frases cargadas de definiciones y contenidos. No son para nada gratuitas. Tampoco se trata de florida retórica gala. Ella dejó un mensaje concreto: los proyectos de inversiones deberán alinearse con esa visión de las cosas, justificadas en la monserga posmoderna: sustentabilidad, gobernanza, empoderamiento.

El importante encuentro se realizó en nuestra ciudad los días 15 y 16 de este mes, con presencia básica de delegaciones de los países involucrados en la región, esto es Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. También asistieron representantes del Banco Mundial y del BID, representantes de ongs y asociaciones civiles.

Se realizaron debates en diversas comisiones y según las temáticas propuestas, pero no hay noticias de las conclusiones arribadas y, en su caso, si se harán públicas. Se habló además de financiamiento de proyectos, aunque no está claro por quién, cuánto y para qué. [Pregunta: ¿habrán participado delegados de nuestro Consejo Económico y Social?].

Rediseño del mundo

El Gran Chaco es una inmensa llanura que constituye un eje geopolítico del centro oeste sudamericano; sus 1.141.000 km2 aproximados -casi la mitad de nuestra superficie continental- se distribuyen entre los cuatro países mencionados. La porción argentina (59% del total) comprende a cuatro provincias de la región del Norte Grande Argentino (Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero), e incluye el olvidado y paupérrimo oriente salteño.

A nadie escapa que en un mundo cuyo rediseño geopolítico recién se está formando (y con agudos dolores de gestación), el control de los recursos naturales será fuente de disputas entre los Estados, cualquiera sea el lugar donde aquellos se encuentren.
En ese contexto, las organizaciones internacionales tienden a injerir en las políticas nacionales, con mayor razón cuando ciertos gobiernos son displicentes a la hora de programar su desarrollo integral.

Por un lado, la dama visitante no pudo ser más explícita al sostener que la región hace al propio interés europeo. Y una manera de explicitarlo es mantenerla intangible, preservarla, haciendo lo necesario para constituirla en reserva natural. Los planes de ordenamiento territorial, que tanto debate han generado en Salta, podrían terminar resueltos por esa vía.

Por otro, qué significa que regiones como esta sean "bien público de la humanidad". En el derecho internacional no existe tal cosa; lo más parecido es el patrimonio común de la humanidad. Pero en dicha categoría caben la luna, alta mar, los fondos marinos y oceánicos, en los cuales no existe dominio estatal sino un interés superior de la raza humana. Nadie puede apropiarse de esos espacios y su explotación es en beneficio de todos los pueblos del mundo; por eso la comunidad internacional celebra tratados regulatorios, siendo los Estados libres de adherirse o no a ellos.

En todo caso, esos "bienes públicos" (si por tales entendemos los recursos hídricos, minerales, flora y fauna) pertenecen al dominio exclusivo de cada Estado nacional, que implica muy otra cosa. Sería de supina ingenuidad no considerar que, a pesar de la altruista intención, quienes más pueden aprovechar los recursos naturales son los gobiernos que cuentan con la tecnología y los capitales suficientes. Eso explica que, de tanto en tanto, haya una fuerte presión para declarar a la Antártida o a la selva amazónica patrimonio común humano.

Finalmente está lo del reforzamiento de la gobernabilidad. Nos parece imprescindible tener claro a qué apunta esto, pues en simple lectura involucra la institucionalidad prevista en nuestras constituciones nacionales, provinciales y leyes orgánicas. Si atrás de esto se hallan nuevas propuestas autonómicas, más vale que funcionarios y legisladores salteños desplieguen toda su atención para evitar futuros dolores de cabeza.

Bienvenida las ayudas económicas, más en estos tiempos, siempre que tengamos bien claro que la agenda, los diseños, objetivos y prioridades son asuntos exclusivamente nuestros; sin perjuicio de la cooperación subregional con nuestros vecinos de la Zicosur, ámbito en el cual podrían encausarse las problemáticas comunes.

Aunque esa es otra historia.