La Zona de
Integración del Centro Oeste Sudamericano es una gran oportunidad para Salta. Para
que un proceso de integración sea un destino, debiera involucrar a la Nación
Argentina entera y en perspectiva geopolítica. Hoy no podemos decir siquiera
que el Mercosur vaya en tal dirección.
La génesis de ZICOSUR se remonta a
1974, cuando un grupo de empresarios se reunió para procurarse alternativas de
supervivencia ante la desatención de las economías comarcanas por parte de los
respectivos gobiernos nacionales. Empresarios del NOA, bolivianos y chilenos iniciaron
así el Grupo Empresario Interregional del Centro Oeste Sudamericano, cuyo
entramado de relaciones se fue ampliando con el transcurso del tiempo manifestándose
en Ferias Regionales (FERINOA, en nuestro caso). El GEICOS participa en el Plenario de Autoridades, órgano máximo de la ZICOSUR, mediante
la concurrencia de su presidente.
En aquella
época, la integración regional de “unidades subnacionales” (provincias,
regiones, departamentos, estados, según la denominación de cada país) había
generado reacciones adversas en un contexto distinto de la política
internacional. Los argumentos a favor y en contra nunca fueron compatibilizados
con debates conciliadores y, tras la implosión de la URSS en los años ’90, el
vendaval de la globalización arrasó también con esa disputa nunca saldada.
Quienes -como
el autor de esta nota- poníamos objeciones a la integración subnacional (“la
integración nacional es previa”, “la suma de pobrezas no hace una riqueza”),
terminamos valorando la experiencia por razones geoestratégicas en el mundo del
siglo XXI; y sus partidarios terminaron concediéndonos que las políticas anti
desarrollo implementadas desde Gelbard a Martínez de Hoz (y los siguientes, por
cierto), marginarían aún más al NOA y al NEA.
La reforma constitucional de 1994
habilitó a las provincias argentinas a celebrar acuerdos internacionales, por
ende quedó expedita la formalización de aquella propuesta empresarial concretada
en el Primer Encuentro Internacional ZICOSUR – Asia Pacífico, realizado en la
Antofagasta, abril de 1997.
Paulatinamente la Zona se fue
integrando con las ocho provincias de la Región del Norte Grande Argentino
(RNGA), más La Rioja y Santa Fe (2014) y Córdoba (2018); los departamentos de
Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Oruro, Pando, Potosí, Santa Cruz y Tarija; los
estados de Mato Grosso do Sul, Mato Grosso y Santa Catarina (en 1995); las
regiones de Atacama, Antofagasta, Coquimbo (2014), Tarapacá y Arica; todos los
departamentos de la República de Paraguay y los departamentos peruanos de
Arequipa y Tacna (1995) y Moquegua y Puno (2010).
Según el impreciso sitio oficial
http://zicosur.co, la Zona comprende una superficie de unos 4.200.000 km2, con
aproximadamente 43 millones de habitantes (cifras que habría que ajustar en la
propia página citada), distribuidos en los seis países que la componen.
Conforme las actas constitutivas, la
ZICOSUR procura “[…] lograr la inserción de la subregión en el contexto
internacional desde el punto de vista competitivo, desarrollando el comercio
exterior con los mercados internacionales mediante la articulación de ejes de
comunicación como así también promover la integración social y cultural de
nuestros pueblos […]”, para lo cual se trabajaría en cuatro áreas: comercio e
industria, infraestructura y servicios, medio ambiente, turismo y cultura.
En octubre de
2005, durante el octavo plenario realizado en nuestra ciudad, se decidió
institucionalizar la ZICOSUR proporcionándole una estructura orgánica mediante
el Protocolo de Campo Grande, un mes después.
El gobernador Juan Manzur asumió la
presidencia pro tempore en el
plenario realizado en Tucumán, en diciembre de 2016, con el objetivo de su
fortalecimiento institucional e incorporación de nuevas unidades subnacionales.
Además de Córdoba, también en 2018 ingresaron los estados brasileños de Paraná
y Río Grande do Sul, a la vez que se empezaron gestiones para sumar a Entre
Ríos y a una “liga de intendentes” del Uruguay.
Santa Catarina,
Paraná y Río Grande no pertenecen al centro oeste sudamericano. Tampoco Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos. Entonces, ¿qué justifica esas membresías? No hay
explicación al respecto en el sitio oficial de la Zona ni en las páginas
oficiales de los gobiernos participantes. ¿Cuándo se decidió la metamorfosis y
con qué fundamentos? ¿Hubo condicionamientos de los respectivos gobiernos
centrales? ¿Hay algún otro plan? En el caso de Salta, ¿opinó el Consejo
Económico y Social?; ¿es para los salteños una política de estado?
La ZICOSUR
está conformada por unidades subnacionales de países que son miembros plenos del
MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay) y miembros de la Alianza del Pacífico
(Chile y Perú). No escapa, pues, a los gobiernos
nacionales la necesidad de concretar un corredor Atlántico-Pacífico bordeando el Trópico de
Capricornio.
Así se previó en la Declaración de
Asunción sobre Corredores Bioceánicos, de diciembre de 2015, en el marco de la
49ª Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común y Cumbre de Jefes de los
Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados. El corredor incluye puertos,
aeropuertos, ferrovías e hidrovías existentes en toda la vasta extensión
involucrada. Como se aprecia, tamaña decisión trasciende las capacidades decisorias
de provincias y departamentos, pero a la vez acota sus iniciativas. No se sabe
cómo participarán en su diseño ni quién establecerá las prioridades.
De acuerdo a lo decidido en otro
plenario llevado a cabo en Tucumán el año pasado, la presidencia pro tempore
–que dura dos años- le correspondía al gobernador de Tarija, pero todavía Manzur
no hizo el traspaso. ¿Cuál será la impronta del nuevo líder?
ZICOSUR como oportunidad no lo está
siendo para nadie, pese al esfuerzo de Salta cuando ocupó la presidencia
temporal. A nivel de Argentina prácticamente nadie la conoce y nos animaríamos
a decir que, aparte de los sectores involucrados, tampoco la conocen los
habitantes de la RNGA. Transcurridas cuatro décadas desde que empezó este
movimiento, la pobreza y desesperanza siguen latentes. Algo hay que hacer, las
autoridades siguen mirando las elecciones siguientes y los empresarios están
demasiado callados.
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