Revista Claves, Junio de 2015
Transcurridas las provinciales del 17 de mayo con los
resultados conocidos, quedan para el recuerdo –o el olvido- discursos políticos
con propuestas que, en verdad, no han diferido demasiado entre sí. Una retórica
generalista transitó por problemas del diario vivir, que requieren rápida atención
y solución, pero no impiden propuestas de mediano y largo plazos. Tal visión
todavía no existe en nuestra cultura política.
Tres puertas imprescindibles
Sin embargo, los temas de fondo
están ahí, esperando, y de igual modo corresponde encararlos a la brevedad, para
empezar un camino de transformaciones cualitativas. La dirigencia política debe
estar preparada para abordar y resolver las situaciones apremiantes y las cuestiones
de fondo, que en definitiva harán posible a mejores y perdurables condiciones
de vida.
En un contexto de subdesarrollo
estructural es difícil entusiasmar al soberano. Y si la gente reclama agua
corriente, cloacas, gas, luz eléctrica, atención sanitaria, seguridad, cuestiones
como la expansión del Aeropuerto de El Aybal, la rehabilitación de todos los
ramales del F.C. Gral. Belgrano que pasan por nuestro territorio y nos conectan
con el Norte Grande, Bolivia y Chile o el aprovechamiento integral del Bermejo,
suenan a desvaríos. La chatura de ideas, la ignorancia y la comodidad zafan con
la descalificación: son utopías y la política es sobre todo realismo. En
consecuencia, la coyuntura -en tanto negocio político- es cadena perpetua: toda
idea nace y muere en y para ella.
En otra ocasión nos referimos a
la urgencia de abrir más puertas en la Argentina[1],
para escapar del asfixiante embudo de Buenos Aires, su puerto y aeropuertos,
propio de un esquema retrógrado que mantiene en el desaliento a dos tercios del
país fuera del “cuerno de oro” del Mercosur. El esquema agroexportador diseñado
a fines del siglo XIX, cuyos beneficios se derraman, concentran y autoalimentan
esa ecúmene, sigue funcionando aceitadamente bajo la más ortodoxa lógica del
mercado.
Pues bien, Salta tiene tres de
esas necesarias puertas para regenerar un neo-federalismo basado sobre todo en
la integración nacional: el Aeropuerto Gral. Martín M. de Güemes, el
Ferrocarril Belgrano con sus ramales C 12 Metán-Avia Terai, C 14 Cerrillos-Socompa,
C 15 Estación Perico (Jujuy)-Estación Pocitos, C 18 J.V. González-Pichanal y C
25 Embarcación-Formosa (702 km), 2.300 km de vías esparcidas en territorio
salteño.
La apertura total de esas
puertas requiere anuencia y apoyo de los gobiernos nacionales y allí está el
problema: ¿quiénes, cuándo y cómo definen las prioridades en función de un
proyecto nacional inexistente?
La “puerta” Bermejo
La tercera gran puerta es, de
hecho, el río Bermejo, cuyo aprovechamiento integral puede cambiar la
estructura productiva de la Provincia de Salta. Aparte de atender legítimas aspiraciones
salteñas, permitirá contrabalancear el asfixiante diseño decimonónico argentino
-concentrado en menos de un tercio del territorio continental- en el marco del precepto
constitucional de equilibrio de las regiones (art. 75 inc. 19 CN).
Este gran río nace en la Sierra
de Santa Victoria, a 3.600 metros s/nm, y tiene un recorrido de unos 1.400 km (850
km en la Argentina) hasta su confluencia con el río Paraguay. Cerca del 40% de
esa extensión pasa por Salta, donde nuestros afluentes aportan el mayor caudal;
asimismo, todos los afluentes argentinos constituyen alrededor del 70% de las
aguas.
Su
caudal varía según la época del año, con una media de 1.500 m3/seg (15.000
m3/seg con lluvias desusadas) y 15 m3/seg durante el
estiaje; el aporte nival no llega al 10% o sea que depende del régimen de
lluvias. La masa de agua arrastra también un promedio de 92 millones de m3
de sedimentos que taponan la hidrovía del Paraná, obligando a un costoso
dragado permanente.
Después de su unión con el
Grande de Tarija en las Juntas de San Antonio, suma las aguas del río Lipeo
(que caen al Bermejo en proximidades de La Mamora) y, más abajo, del Iruya, Seco,
Pescado, Blanco, Santa María, Colorado y del San Francisco con nacientes en
Jujuy.
Se considera alta cuenca a la
región que abarca desde las nacientes bolivianas hasta las Juntas de San
Antonio -o las Juntas del San Francisco, para otros- y la baja cuenca, llana, desde
el sudeste de Embarcación hasta su desembocadura en el río Paraguay, dividiendo
Chaco y Formosa de punta a punta.
El Bermejo es un potro
indómito de errático derrotero, lleno de meandros, y en la temporada de verano
desparrama madrejones y apila albardones que le modifican el cauce. A causa de la acumulación sedimentaria, el brazo sur del Bermejo
cambió de curso en 1877 en el Departamento Rivadavia clausurando los esfuerzos para
sostener la navegación comercial. Dividido en dos, se llamó Bermejito al
antiguo cauce y Teuco o Bermejo Nuevo al de mayor volumen, constituyéndose éste
-desde su salida de Salta por el paralelo de 24º S- en el límite de Chaco y Formosa.
El río propone desafíos
estratégicos, de menor a mayor rango de complejidad: control de inundaciones y
de sedimentación, agua potable y riego, hidroelectricidad y navegación; desarrollo
de acuíferos.
Si desde el punto de vista de
la geomorfología fluvial pueda hablarse de cuenca alta y la baja, desde un
punto de vista de geografía política parece apropiado distinguir un Bermejo
superior, uno intermedio y uno inferior. Esta percepción está ligada a la necesidad
de un mayor protagonismo salteño respecto del aprovechamiento fluvial en
nuestro tramo, cuyo extremo boreal integra además la alta cuenca, que es donde
cabe el mayor esfuerzo para regularlo sin perjuicio de las ineludibles
consultas con las provincias de aguas abajo. Salta debe hacer muy bien sus
deberes.
La COREBE
Las recurrentes sequías en
Chaco, más la presión regional, había promovido la creación, en 1957, de la
Comisión Nacional del Río Bermejo, a cuyo frente estuvo el almirante Gregorio
Portillo, bien recordado por sus afanes en procura de la canalización y el
desarrollo integral de toda la cuenca.
Recién en diciembre de 1982
fue instituida la Comisión Regional del Bermejo (COREBE), mediante ley nº
22.967 del gobierno de facto, la cual aprobó un acta constitutiva suscripta exactamente
un año antes por las provincias de Chaco, Formosa, Jujuy, Salta, Santa Fe y
Santiago del Estero (estas últimas dos por el viejo proyecto de un segundo
canal) y el Gobierno Nacional (representado en la actualidad por el Ministro
de Planificación, que la preside). Tiene por objeto “[…] adoptar las
decisiones políticas y ejercer la dirección de las acciones necesarias para
el aprovechamiento integral, racional y múltiple de los recursos hídricos de
la Cuenca del Ría Bermejo […]”. Posee su propio estatuto y cuenta con un
Consejo de Gobierno, que debe sesionar con la totalidad de sus miembros, y un
Directorio.
En los ’70, y en el contexto
de los recelos argentino-brasileños, vigente el Tratado de la Cuenca del
Plata (Brasilia, abril de 1969), la cuestión Bermejo pasó a formar parte de
la agenda de la OEA, en cuyo ámbito se promovieron estudios de consultorías y
a la postre nunca se pasó de eso. Cualquier ciudadano puede acceder a ellos en
la página oficial de la Comisión: http://www.corebe.org.ar.
Allí, en la ventana
“Documentación disponible”, hay solo cuatro referencias: tres originadas en
el Comité de la Cuenca del Plata, los Estudios argentino-bolivianos para la Planificación
y Desarrollo de la Cuenca del Río Bermejo I (Alta Cuenca, 1970/73), II
(Cuenca Inferior, 1973/76) y III (Zona Boliviana, 1977); y un trabajo sobre
“Generación y transporte de sedimentos en la cuenca Binacional del Río
Bermejo”, período 2001/10, requerido por la Comisión Binacional del Bermejo
(COBINABE) en el marco del Programa Estratégico de Acción elaborado conjuntamente
por la OEA, el PNUMA y el FMAM.
Aquella página web tiene otra
ventana más significativa, “Obras y proyectos”; entrando a ella se lee
“Proyectos en ejecución y gestión”: no contiene nada.
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Ahora, a las cosas
La metáfora de las puertas ayuda
a visibilizar lo que puede aportar la Provincia de Salta al NOA, al Norte
Grande y al conjunto de la Nación. Ferrocarril y río son esenciales para
conectar de este a oeste y de norte a sur. Afianzan a la integración nacional y
contribuyen a la vinculación subregional de la ZICOSUR, que es una propuesta
del Norte Grande.
Atendiendo a todo lo expuesto
hasta acá: ¿los salteños debemos esperar con los brazos cruzados que algún
iluminado haga algo alguna vez? Tanto la cuestión de la navegabilidad del Bermejo
como una salida expedita a Chile estaban en la agenda de la dirigencia salteña
desde nuestra organización institucional de 1853. Lo relata la recordada Dra.
Luisa Miller Astrada en su último libro Historia
de Salta en el marco de la historia Argentina 1853-1939 (Ed. Congreso de la
Nación, 2013). Abruma pensar que en más de 150 años no avanzamos casi nada en
ese imperativo histórico, pese a todo lo que se sabe y se ha dicho al respecto.
A ese potro bellaco sí que se
lo puede domar, sobre todo con las imprescindibles obras que deben realizarse
en la parte de la alta cuenca ubicada en territorio salteño, en proximidades de
Orán: Santelmito (en el Lipeo); Pescado I, II y II; Monoyoc/San Ignacio, San
José y El Portillo, sobre el río Iruya;
Vado Hondo (Río Blanco); Zanja del Tigre, la presa insignia, y Peña Colorada,
ambas sobre el Bermejo. Todas ellas tienen la documentación que las respalda,
pero no la decisión geoestratégica, que ningún gobierno termina de asumir;
tampoco requiere la anuencia de Bolivia. Se trata de presas para generar
energía eléctrica más limpia, control de inundaciones y sedimentación, y riego
para un millón de hectáreas.
Llama la atención que, según su
sitio oficial, para la COREBE no haya proyectos, más allá de obras menores para
el manejo integrado de drenajes o la gestión de la red hidrometeorológica. Sin
embargo, en el Resumen Ejecutivo de la “Evaluación expeditiva de
aprovechamientos de hidroeléctricos”, elaborado por la Secretaría de Energía de
la Nación, de noviembre de 2006 (http://www.ebisa.com.ar/sites/default
/files/Evaluacion_proyectos_hidroelectricos_Resumen_Ejecutivo.pdf), todavía figura
Zanja del Tigre con nivel de “factibilidad” desde 1982. ¿Cómo se entiende?
Por otra parte, un documento
del gobierno de Salta, elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y
Desarrollo Sustentable, titulado “El desarrollo integrado y sustentable de la
cuenca del río Bermejo” (no tiene fecha), que se puede consultar en http://www.ambiente.gov.ar/archivos/
web/AGENDA/File/bermejo.pdf y contiene toda una propuesta de acciones.
Toda esta dispersión debe salvarse
cuanto antes con una completa compilación de todo lo que se haya elaborado en
nuestra provincia, relacionado al aprovechamiento integral del Bermejo.
Respondiendo al sentido de su
inclusión constitucional y a los motivos que impulsaron la creación del Consejo
Económico y Social (ley nº 7784/13, cuya página oficial
-http://www.cessalta.org.ar- no informa prácticamente nada), entendemos que
éste es uno de los grandes temas que debieran tratarse en su ámbito e in extenso. En un artículo
anterior decíamos que es de vital importancia para diseñar el proyecto de
Provincia en dirección de la meta que nos propongamos[2]. De esta manera
se salvará la incomprensible omisión del Plan de Desarrollo Estratégico 2030, aprobado
por decreto provincial nº 2478, que no tiene ningún capítulo dedicado a
nuestros recursos hídricos.
No
hay pretexto que valga: salteños, ¡a las cosas!
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