30 de marzo de 2016

La plataforma continental argentina


La Convención sobre Derecho Internacional del Mar (CONVEMAR, Jamaica 1982), uno de los grandes tratados “codificatorios” de Naciones Unidas, estableció cómo los Estados ribereños debían establecer sus respectivas jurisdicciones marítimas: mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva y plataforma continental, medidos desde la línea de base, que es la de bajamar.

El art. 76 la define en los siguientes términos: “La plataforma continental de un estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental”. Siguiendo un criterio jurídico, su extensión está fijada en 200 millas marinas (cada milla equivale a 1852 metros) y puede llegar hasta las 350 mm o 100 mm después de la isóbata de 2.500 metros, excluyendo a las crestas oceánicas.

El Anexo II de la CONVEMAR establece además reglas claras de delimitación, en especial para prevenir conflictos entre Estados con plataformas adyacentes o costas enfrentadas. También instituyó la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, compuesta por veintiún expertos en geología, geofísica o hidrografía, elegidos por los estados parte, cuya función es examinar los datos suministrados por los ribereños, asesorarlos y darles recomendaciones en el marco de lo previsto en la Parte VI de la Convención. Esa Comisión fijó “Directrices Científicas y Técnicas” el 13 de mayo de 1999, fecha a partir de la cual corría el plazo de diez años para oficializar las cartas geomorfológicas pertinentes.

Argentina aprobó la CONVEMAR por ley nº 24.543 en septiembre de 1995 y la ratificó en diciembre de ese año; previamente había sancionado la ley nº 23.968, de agosto de 1991, fijando las líneas de base con los parámetros consensuados en la CONVEMAR. En virtud de ambas, el Congreso Nacional sancionó la ley nº 24.815 del 14 de agosto de 1991, creando la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), bajo dependencia directa de la Cancillería.

En la práctica advertimos la complejidad para medir y trazar la plataforma, operaciones que nuestro país finalizó en mayo de 2009, fecha prevista para la presentación respectiva. Los trabajos de campo fueron de enorme complejidad y muy costosos (el PNUD nos aportó $ 18 millones), pues no solo se mide la plataforma sino también el talud y la emersión continental.

La nuestra es una de las plataformas más extensas y ricas del planeta: sumando la que corresponde a la de la Península Antártica (regida por el Tratado Antártico de 1959, sobre la cual Argentina sostiene soberanía) ahora sabemos que representa alrededor de 1.700.000 de km2, un 35 % más de lo calculado en 2009, e incluye también la plataforma de las islas del Atlántico Sur (Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur). La normativa vigente permite a los países interesados expandir su espacio geográfico, sobre el cual ejercerán solamente derechos de exploración y explotación de recursos naturales (art. 77); por ende, ningún otro estado puede hacerlo sin consentimiento del ribereño.

El apuro vino por Gran Bretaña, que en septiembre de 2007 anunció la conclusión de los estudios para delimitar la plataforma continental de Malvinas y Georgias, efectuando la presentación en la Comisión de la ONU en agosto de 2010. El Reino Unido traza desde ellas un círculo con radio de 350 millas marinas de modo que el linde llegaría hasta la Isla de los Estados. El Foreing Office pretende discutir así la delimitación en la región occidental de las islas, ya que hacia oriente fijará 350 mm.

El buque oceanográfico “Puerto Deseado” de la Armada, operado por el Servicio de Hidrografía Naval, fue el encargado de explorar nuestra plataforma, con un sistema batímetro monohaz para aguas profundas de hasta 5.000 metros. Por primera vez desde el incidente del rompehielos Irízar, un buque argentino navegó por la zona de exclusión en el área de disputa con el Reino Unido. La relación con la potencia usurpadora es complicada a causa de su decisión de seguir explorando hidrocarburos en la cuenca de Malvinas, tarea demorada a causa de la baja del precio del barril de crudo.

En realidad no hubo ningún “fallo” por parte de Naciones Unidas favorable a nuestro país. Simplemente la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la CONVEMAR receptó y registró la documentación que nos permite llegar, en ciertos tramos de la costa, hasta las 350 mm. Tenemos derechos exclusivos y excluyentes sobre el suelo y subsuelo marítimos, pero también está registrada la controversia obvia que genera para la Argentina el trazado ilegal de Gran Bretaña. La historia, por cierto, continúa.


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