Un exabrupto que brotó de las vísceras y quizás sobreactuando para la tribuna doméstica. Igual el bumerán le pegó en la nuca, no obstante los atendibles argumentos de la queja, esto es, las recurrentes desatenciones de los gobiernos nacionales.
Alfredo Cornejo, diputado nacional y presidente de la UCR, no debió derrapar de esa manera, más autopercibiéndose presidenciable. Cuesta asumir que la dirigencia política argentina parezca sin perspectivas ni visión geopolítica.
El trasfondo del enojo del ex gobernador es antiguo y complejo. Pero ningún argentino, ni ebrio ni dormido, debe invocar a las furias comprometiendo la integridad territorial de un país fracturado.