8 de noviembre de 2020

El Consejo Federal de Relaciones Exteriores

El Tribuno, 08 noviembre 2020

Con tanto desbarajuste ocurriendo a lo largo y ancho del país, la noticia pasó desapercibida: por decreto nacional n° 741 del 9 de septiembre de 2020, se creó el Consejo Federal de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional, cuyo objetivo central es funcionar como un “foro de intercambio de consultas, asesoramiento y coordinación entre el Estado Nacional, las Provincias y la Ciudad de Buenos Aires”, en cuestiones atinentes a su proyección mundial.

También tendrá la misión de potenciar la inserción internacional de las Provincias, incrementar la productividad de sus economías y la cooperación internacional en materia de integración regional, profundizando la participación argentina en el Mercosur.

El decreto invita a las Provincias y a la CABA a adherirse e integrar mecanismos de coordinación federal, aun indefinidos, las que de a poco lo van haciendo. 

Salta tuvo un gran protagonismo en esta realización, siendo la oficina de Representación de las Relaciones Internacionales una eficaz promotora de ese Consejo.

No huir hacia adelante

La idea no era nueva y estuvo en la agenda del Ministerio del rubro en varias oportunidades, en la línea de practicar en serio el federalismo de concertación. Finalmente se concretó, lo cual siempre es auspicioso en un país unitario de hecho.

La introducción del art. 124 en la reforma constitucional de 1994, aceleró un proceso que nos parece irreversible en este mundo globalizado. En efecto, otorgada a las provincias la facultad de celebrar acuerdos internacionales, ellas están compartiendo algunas facultades exclusivas del Gobierno Federal en esa materia, con los claros límites expuestos en la norma citada.

Las provincias –“unidades subnacionales” en la jerga técnica- han avanzado mucho en materia de relacionamiento internacional, sea de manera bilateral o multilateral. En lo que a nosotros respecta, la mayor comprobación ha sido concretar la ZICOSUR.

No faltarán quienes consideren peligroso que el “interior” argentino meta baza en la política exterior estatal; otros, más cínicamente, reaccionarán como el joven sobrino del príncipe de Salina, “cambiar todo para que nada cambie”. Sin embargo, no vemos en el ánimo de la Nación y Provincias proponer otra huida para adelante. Al contrario, el tema es cómo aprovechar esa sinergia para desarrollar la postergada Región del Norte Grande Argentino.  

El art. 1 de la Ley del Servicio Exterior de la Nación (n° 20.957, mayo 1995) lo considera una organización fundamental del Estado Nacional, instrumento de la política exterior para preservar, defender y reguardar la soberanía, dignidad e intereses de la República en el ámbito continental y mundial. Como se ve, no es poca cosa compartir algo de tanta responsabilidad.

Históricamente, el ejercicio de la diplomacia estaba reservado a los abogados de las élites porteñas, por dos motivos: 1 - Buenos Aires asumió la representación del resto de las provincias, de hecho hasta 1853, de derecho después de 1860; 2 – autopercibida hermana mayor desde tiempos de la Colonia, mantiene la sede “natural” del gobierno nacional, Aduana y el principal puerto (y aeropuerto) para entrar y salir del país. El “embudo” concentró poder y riqueza en un área de no más de 400 km de radio, con las dramáticas consecuencias que el Covid explicitó.

Por qué Argentina nunca logró afianzar una diplomacia eficaz, es historia aparte y llevaría tiempo explicarlo. Baste señalar que, con tanta incapacidad para converger en un proyecto de país, las disidencias internas neutralizan toda iniciativa cualificadora. No se pretenda una política exterior coherente en un país que se agrieta cada día: la política exterior refleja la política interna.

Y así andamos desde hace casi un siglo. Nuestra política externa bascula entre dos posturas rudimentarias: abrirnos al mundo a lo pavo o vivir con lo nuestro. La propia realidad internacional descarta este maniqueísmo esclerotizante y la pandemia lo certifica.

Pero dejemos fuera de toda duda la idoneidad de nuestros diplomáticos de carrera, cientos de personas que se esforzaron y esfuerzan, pese a todo, por cumplir su misión específica, más allá de las incoherencias políticas y vaivenes de los gobiernos de turno.

Qué, quién, cómo

Frente al descalabro económico que avanza cual tsunami, conocer, coordinar y complementar la oferta exportable de lo que Salta pueda vender a cualquier mercado importador es sin dudas plausible… y lo mínimo que podemos hacer, dicho sea de paso. Pero, ¿qué vender sin producirlo y cómo producir sin financiamiento estable?, ¿por dónde sacar las mercancías, con qué costo?

Según el informe del INDEC “Origen provincial de las exportaciones 2029” (Comercio Exterior, vol. 4 n° 5), Salta es la novena provincia exportadora y líder del NOA, con una participación del 25,5% del total de las exportaciones regionales, pero apenas representa el 1,8% del total de exportaciones argentinas.

Respecto de 2015, el crecimiento del año pasado se debió al incremento de productos primarios, tanto en el monto exportado (43,7%) como en las cantidades exportadas (29,0%). También -señala ese informe- tuvieron fuerte aumento las manufacturas de origen agropecuario en cantidades exportadas (64,5%), aunque fue menor en valor exportado (15,2%).

Lo vendido llegaba casi a los u$ 1.000 millones. Los rubros más requeridos fueron hortalizas y legumbres sin elaborar (28 % del total exportado provincial); luego maíz, con 22,5 % de participación y un crecimiento de 52,7 %, y tabaco sin elaborar (14,0 %). Los principales destinos fueron Europa, el Mercosur (particularmente Brasil), China, Egipto y el Magreb, y países del ASEAN.

En cuanto a las manufacturas de origen industrial (MOI), el monto exportado cayó un 0,1%; la caída de combustibles y energía fue mayor en volumen y valor. Todo esto refleja el bajo rendimiento de nuestro aparato productivo. Revertir esta situación requiere tanto lucidez como compromiso.

Por variadas razones, las provincias del NOA ya comenzaron reuniones de articulación, en la idea de que esta oportunidad institucional debe aprovecharse al máximo sin volver atrás. Hay demasiadas ligazones e intereses históricos que nos deben permitir trabajar maduramente, favorecidos por la inmediatez geográfica, en materia política, económica, social, comercial, cultural, generando propuestas y recomendaciones para que la Cancillería las lleve a todos los países y foros internacionales.

Con lo explicado al principio, la injerencia de las provincias solo apunta al comercio internacional. Mas, ¿qué haremos, por ejemplo, si aumenta el deterioro de la relación Bolsonaro-Fernández, y caen en consecuencia exportaciones e importaciones? ¿Nos limitaremos a mirar desde la tribuna? Con ello queremos señalar que este Consejo, tarde o temprano, será un ámbito adecuado para plantear las preocupaciones y reparos provinciales a las situaciones de manejos inconducentes en materia de comercio exterior, sin impactar por eso en nuestro ordenamiento institucional.  

Nos hemos cansado de señalar en estas columnas la privilegiada ubicación geoestratégica de Salta, reflejada en un entramado de caminos, vías férreas y aeropuertos que cruzan en territorio hacia tres países y seis provincias.

Salta por sí sola no puede avanzar más rápido por fallas estructurales sobradamente conocidas. Pero tenemos las dos universidades, un Consejo Económico y Social y voluntad política para elaborar estrategias para mediano y largo plazos.

Economistas, licenciados en relaciones internacionales y en ciencias políticas, sociólogos, ingenieros, abogados, contadores, etc., forman una masa crítica capacitada para contribuir en este proceso. Solo hay que hacerles un lugar. La convergencia en proyectos público-privados debe estar al tope de la agenda y nuestros técnicos y profesionales abocados a ellos.

Por último, una recomendación. Incentivemos a los recientes egresados universitarios a entusiasmarse con la carrera diplomática. Así como el Balseiro se surtió de estudiantes salteños preparados en el Taller del profesor Córdoba, tenemos que aportar mentes abiertas al Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN). Cualquier carrera de grado de cuatro años o más, habilita a rendir el examen de ingreso.

A inicios de 2018, mediante Resolución Rectoral nº 173/2018 de la UCASal, se instituyó el Centro de Apoyo al ISEN, a fin de acompañar a todas las personas que deseen ingresar a ese prestigioso Instituto, con el cual la Universidad Católica ya celebró convenio. Para los salteños, esto debiera ser una política de Estado.   

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