CLAVES Nº 119 - mayo de 2003
1. En los últimos días las buenas conciencias se conmovieron
nuevamente ante la seguidilla de atentados perpetrados por atacantes suicidas
en Arabia Saudita, Marruecos e Israel-Palestina, en ese orden. Primero fue el
ataque a barrios residenciales de Riad, donde suelen habitar ciudadanos
norteamericanos; siguieron los ocurridos el viernes 16 de mayo en Casablanca
cuando se realizaba, precisamente, una reunión sobre terrorismo entre delegados
de Marruecos y Estados Unidos. El domingo 18 a la madrugada dos comandos
suicidas se inmolaron en sendos atentados en el sector este de Jerusalén y,
cerrando esta columna, dos kamikazes continuaron la orgía de sangre al día
siguiente en el norte de Israel y en la Franja de Gaza. Resultado de todos
ellos: decenas de muertos y heridos. Consecuencia: Ariel Sharon ordenó el
cierre total de las zonas palestinas de Gaza y Cisjordania y suspendió un viaje
a Washington, congelando el apenas iniciado plan de paz cuatripartito. Los
especialistas han visto la mano de Al Qaeda en los dos primeros, por la
sincronización y forma en que se llevaron a cabo; el segundo y tercero serían
de Hamas.
3. Paul Krugman, en el interín,
advertía -desde The New York Times- una guerra civil en Irak. Han pasado los
días, Saddam Hussein derrocado (aunque inhallable como
Osama Bin Laden) es
lo único concreto que puede exhibir el Sr. Bush (h); pero el mundo todavía aguarda alguna definición en torno del recurrente ‘nuevo
orden’ que debe emerger cada vez que se guerrea contra Irak.. Si la perfomance norteamericana va a ser allí
parecida a lo ocurrido en Afganistán, nada alentador se puede esperar. En este
país la situación política es grave y, ante el vacío de poder y de ideas, las
principales tribus recrudecieron sus enfrentamientos internos: los señores de
la guerra han asumido el (des)control del territorio afgano... ¿previo acuerdo
con la Casa Blanca?, ¿bajo qué términos?, ¿el negocio del opio?.
4. ¿Cómo hacer que se comporten
‘democráticamente’ pueblos de cultura e idiosincrasia tan diferentes a la
occidental?. Irak, pese a todo, cuenta con práctica al respecto: salvo la etapa
de descomposición final del régimen, la historia iraquí desde los años ‘50 así
lo indica. No obstante su furia democratizadora, las fuerzas de ocupación observan
con aprensión la vuelta del ayatollah Al-Hakim, líder de la mayoría chiíta,
cuyo retorno triunfal a Basora el 10 de mayo, luego de 23 años de exilio en
Irán, revivió el regreso de Ruollah Khomeini a Teherán. Al-Hakim reclamó un
estado islámico moderado, elegido por los iraquíes y sin presencia extranjera.
(Bendita coincidencia: un día antes EUA había planteado en Naciones Unidas que
Irán, justamente, posee un plan nuclear secreto que urge desmantelar).
Corroborando tal vez el pronóstico de Krugman, ya existió un conflicto
anticipatorio que enfrentó a chiítas y sunnitas en ocasión de elegirse el
consejo vecinal de la ciudad de Karbala. Ahora no parece haber intención de
permitir que esa mayoría -decisiva en Irak- participe en elecciones libres por
sus posibilidades ciertas de acceder al poder. Esta falta de claridad lo único
que hace es alimentar al terrorismo, que irá esparciendo ataques
indiscriminados por todo el mundo. Hasta el mismo Henry Kissinger se está
alejando del concepto de “guerra preventiva”, desconectado de un centro de
debate como la ONU.
5. Todos los atentados de los últimos días, incluido el de
Chechenia, están relacionados a la cuestión de la legitimidad. Tanto palestinos
como chechenos coinciden en la pretensión de su independencia total, pero, a la
vez, carecen de un mínimo e imprescindible canal de diálogo que no les enajene
la consideración pública de su guerra sin cuartel. Más imposible aún es
implementar una instancia que erradique definitivamente la violencia de esos
sitios. Lo procuraba, por ejemplo, el reciente plan que los EE.UU, Rusia, la
Unión Europea y la ONU entregaron a Sharon y Mahmud Abbas (el nuevo
interlocutor palestino, ‘válido’ para Washington y Tel Aviv), tendiente a
erradicar la intifada, congelar la colonización judía en territorios ya
ocupados, establecer un estado palestino hacia 2005 a más tardar... y cerrar
parea siempre el ciclo de Yasser Arafat. La “hoja de ruta” –como se le llama-
se está haciendo añicos al igual que los cuerpos de las desprevenidas víctimas.
6. Los conflictos existentes en Medio Oriente son de diversa índole
y, si bien cada estado tiene su problemática, entre ellos hay un hilo que los
enlaza y podría denominarse, genéricamente, la “cuestión árabe” en
contraposición a la visión occidental -en general- y norteamericana -en
particular- de los asuntos mundiales. Por eso, cuando las cosas no salen como
los centros de poder apetecen, surgen los “choques de civilizaciones”, “ejes
del mal” y cuanto galimatías se les ocurra para no cambiar nada. Los actos
terroristas repercuten en la política interna de cada país en que se producen,
se extienden como reguero de pólvora a los estados vecinos y proyectan su
negatividad más allá de la región. Todo esto implica una legitimidad
internacional que, en el fondo, ambos Bush no lograron imponer o sencillamente
no quieren. Las actitudes unilaterales impiden que mecanismos multilaterales se
pongan en cabal práctica en resguardo de Naciones Unidas y del derecho
internacional.
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