CLAVES
Nº 124 OCTUBRE 2003
LA
FUTURA CONSTITUCIÓN EUROPEA
Europa discute
-sin prisa pero sin pausa y con alguna preocupación- una constitución política
única que culmine el proceso iniciado hace 50 años. Los desafíos que apareja
semejante tarea, hacen de este ciclo una experiencia política fascinante.
El debate
excedió a las dirigencias; las preguntas requieren hoy el concurso de los
intelectuales: historiadores, sociólogos, filósofos, quienes -en sucesivas
vueltas de tuerca- están llevando el debate hasta el fondo. Todos parecen tener
claro que los poderosos cimientos sobre los cuales se construyó la unidad europea son económicos, pero
éstos no alcanzan para fundar una identidad
europea, cuyas raíces tienen mucho de mítico.
Por lo demás no se trata solo de
límites físicos, sino de ubicar el punto de encuentro entre la Europa latina,
la germánica, eslava, sajona o escandinava, entre la Mittleeuropa y los costeros del Mediterráneo; algo más complejo,
por cierto, que determinar las fuentes del Danubio.
El Papa Juan Pablo II -no podía ser de otro modo- hace tiempo tercia en
este debate, instando a resguardar la identidad cristiana que se halla en las
raíces europeas desde hace dos mil años. No con una actitud de exclusión, por
cierto impensable en este Pontífice conservador en la doctrina pero de
admirable apertura ecuménica.
El tema religioso no deja de ser un escollo en una coyuntura signada por
la intolerancia hacia el Islam; pero el islamismo está ya instalado en la vida
diaria de Europa y reclama participación. Las comunidades asentadas en
Inglaterra, Alemania, Francia y España son cada vez más grandes y exigentes.
Piden respeto a su religión y costumbres, a su identidad musulmana en suma.
Turquía, país 100 % musulmán, miembro de la OTAN, presiona y espera su
incorporación a la Unión Europea. En la memoria colectiva austríaca, por
ejemplo, aún se rememora la derrota aplastante de Kara Mustafá, y con ello la
‘salvación’ de la Europa cristiana, ocurrida en la batalla de Viena... en
septiembre de 1683. De modo que, para muchos, nuevamente los estrechos del
Bósforo y Gibraltar adquieren una connotación renovada de frontera última e
identitaria.
Esta cuestión no es menor en
esta época de relatividades y facilismos. Las miradas de un importante número
de intelectuales se han vuelto hacia el “hecho religioso”, para reincorporarlo
como integrante de la identidad europea. Esa expresión utilizó Regis Debray en
el dossier que elevó en diciembre de
2001 a pedido de Jacques Lang, ministro de educación de Mitterand. Entonces,
¿podrá la futura Constitución invocar “la protección de Dios, fuente de toda
razón y justicia”? ¿Podrán convivir en Europa la identidad con raíces
judeocristianas, la musulmana y el ideario laico?
BOLIVIA TAN CERCA PERO TAN LEJOS
Así titulé la columna publicada
en Claves de agosto de 2.001, luego de haber vivido de cerca el levantamiento
del Mallku Felipe Quispe. Este es el
contraste. Hoy Bolivia se desangra peor que entonces. Quispe no es lo mismo que
Evo Morales, ni la lucha de éste coincide necesariamente con la de los mineros.
El objetivo de este cruento levantamiento popular y generalizado parece ser la
renuncia del presidente Sánchez de Lozada. Sin embargo, aunque el detonante
haya sido la cuestión de la venta internacional del gas, hay en el país hermano
un sedimento secionista muy preocupante. Ya volveremos sobre este tema.
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