24 de octubre de 2003

Contrastes

CLAVES Nº 124 OCTUBRE 2003
                                               

LA FUTURA CONSTITUCIÓN EUROPEA

Europa discute -sin prisa pero sin pausa y con alguna preocupación- una constitución política única que culmine el proceso iniciado hace 50 años. Los desafíos que apareja semejante tarea, hacen de este ciclo una experiencia política fascinante.

El debate excedió a las dirigencias; las preguntas requieren hoy el concurso de los intelectuales: historiadores, sociólogos, filósofos, quienes -en sucesivas vueltas de tuerca- están llevando el debate hasta el fondo. Todos parecen tener claro que los poderosos cimientos sobre los cuales se construyó la unidad europea son económicos, pero éstos no alcanzan para fundar una identidad europea, cuyas raíces tienen mucho de mítico.

Sin perjuicio de la continuidad del programa de incorporación gradual de los países euro-orientales, que debe concluir en pocos años, pero a propósito de ella, hay en esta coyuntura dos de entre muchos temas que desvelan a los bienpensantes: ¿qué es lo “nacional” en la actualidad europea? y ¿cuáles son los límites de Europa? En otras palabras, ¿cómo extender hacia el mundo el destino universal de lo europeo -y que además sea beneficioso- sin descalabrar las identidades nacionales? Extraña paradoja ésta: la cuna del nacionalismo, la que lo parió y exacerbó hasta el paroxismo, pretende fundar una identidad propia y a la vez universal sobre parámetros del nacionalismo clásico. Sin embargo, todavía quedan demasiadas cuestiones sin resolver, por ejemplo en Francia, Gran Bretaña, España, Bélgica, Italia o Yugoslavia, por citar algunos casos.

Por lo demás no se trata solo de límites físicos, sino de ubicar el punto de encuentro entre la Europa latina, la germánica, eslava, sajona o escandinava, entre la Mittleeuropa y los costeros del Mediterráneo; algo más complejo, por cierto, que determinar las fuentes del Danubio.

El Papa Juan Pablo II -no podía ser de otro modo- hace tiempo tercia en este debate, instando a resguardar la identidad cristiana que se halla en las raíces europeas desde hace dos mil años. No con una actitud de exclusión, por cierto impensable en este Pontífice conservador en la doctrina pero de admirable apertura ecuménica.

El tema religioso no deja de ser un escollo en una coyuntura signada por la intolerancia hacia el Islam; pero el islamismo está ya instalado en la vida diaria de Europa y reclama participación. Las comunidades asentadas en Inglaterra, Alemania, Francia y España son cada vez más grandes y exigentes. Piden respeto a su religión y costumbres, a su identidad musulmana en suma.

Turquía, país 100 % musulmán, miembro de la OTAN, presiona y espera su incorporación a la Unión Europea. En la memoria colectiva austríaca, por ejemplo, aún se rememora la derrota aplastante de Kara Mustafá, y con ello la ‘salvación’ de la Europa cristiana, ocurrida en la batalla de Viena... en septiembre de 1683. De modo que, para muchos, nuevamente los estrechos del Bósforo y Gibraltar adquieren una connotación renovada de frontera última e identitaria. 

Esta cuestión no es menor en esta época de relatividades y facilismos. Las miradas de un importante número de intelectuales se han vuelto hacia el “hecho religioso”, para reincorporarlo como integrante de la identidad europea. Esa expresión utilizó Regis Debray en el dossier que elevó en diciembre de 2001 a pedido de Jacques Lang, ministro de educación de Mitterand. Entonces, ¿podrá la futura Constitución invocar “la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia”? ¿Podrán convivir en Europa la identidad con raíces judeocristianas, la musulmana y el ideario laico?

BOLIVIA TAN CERCA PERO TAN LEJOS

Así titulé la columna publicada en Claves de agosto de 2.001, luego de haber vivido de cerca el levantamiento del Mallku Felipe Quispe. Este es el contraste. Hoy Bolivia se desangra peor que entonces. Quispe no es lo mismo que Evo Morales, ni la lucha de éste coincide necesariamente con la de los mineros. El objetivo de este cruento levantamiento popular y generalizado parece ser la renuncia del presidente Sánchez de Lozada. Sin embargo, aunque el detonante haya sido la cuestión de la venta internacional del gas, hay en el país hermano un sedimento secionista muy preocupante. Ya volveremos sobre este tema.

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